Anomalisa, esa maligna voz masculina

La cinta de Kaufman y Johnson se presenta como una alegoría de una sociedad uniformizada, una historia kafkiana.

Una anomalía indica una desviación de aquello que es considerado normal, natural. Un elemento que se destaca del patrón, algo que se aleja considerablemente de lo previsible. En Anomalisa (Charlie Kaufman y Duke Johnson, 2015), esta figura se presenta radicalmente desde la correlación entre el sexo de cada personaje y la voz que emite. Contrario a lo esperado, todos los personajes, hombres y mujeres, poseen una voz grave, marcadamente masculina: la cantante de ópera que escucha el protagonista en su iPod, la voz al teléfono de un viejo amor, las meseras del bar, su esposa. Todas. Y es, dentro de la lógica de la cinta, algo normal.

Precisamente por eso, la anomalía radica en la aparición de Lisa, un personaje femenino sin mayor atractivo físico ni intelectual, más allá de su voz, aguda y delicada, que llama la atención del protagonista , un conferencista y escritor de libros motivacionales, quien tras escucharla en los pasillos del hotel donde ambos se hospedan, sale en su búsqueda, la conoce y, después de unos tragos, le coloca el sobrenombre de Anomalisa.

Sin embargo, la anomalía va más allá. Los personajes secundarios de Anomalisa parecen hechos de un mismo molde, la semejanza física y su comportamiento hacen pensar en un ejército de autómatas. El propio protagonista se descubre parte de este ejército (a quienes, además, él mismo ayuda a gestar gracias a sus libros dedicados a la eficiencia laboral) y se rebela, o intenta hacerlo. Entonces inicia su derrumbe personal. En realidad no es otra cosa que la confirmación del tedio general del cual formaba parte desde hace mucho. La voz de Lisa (una voz femenina redentora) se convierte en el canal por el cual pretende huir, pero su derrota es inminente. Un final, probablemente, al cual lo lleva su propia idiosincrasia, o un sistema que termina por absorberlo.
 


Anomalisa está realizada en stop motion. / Foto: Difusión

En ese sentido, la cinta de Kaufman y Johnson se presenta como una alegoría de una sociedad uniformizada, una historia kafkiana, en donde esa voz masculina que prevalece sobre todo no hace sino destruir, como una característica sumamente maligna, la independencia, la paz y la creatividad de los individuos. Un relato desesperanzador, hecho magistralmente en stop motion, sobre la hegemonía de esta voz, y lo poco o nada que puede hacer todo aquel que tiente romper el molde.

Anomalisa se estrena en Perú el próximo 28 de enero 2016.

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