'Edipo Rey': Pietro Sibille le pone nombre a la locura

Pietro Sibille encarna a Edipo es esta nueva versión del clásico griego | © Difusión

Crítica de teatro por Javier Gragera

El mito de Edipo, que tiene su origen en la cosmovisión de la Antigua Grecia, se sostiene bajo una premisa argumental devastadora: el ambicioso hijo que, empujado por un aciago destino, asesina a su padre y se enamora de su madre, con la que a su vez forma una segunda familia. Todo esto lo hace sin ser consciente de ello, movido por los cínicos hilos de la ignorancia y el juego caprichoso de los dioses. Pero está escrito que el culpable de semejantes actos contra natura pagué tarde o temprano con el peor de los castigos posibles: saber la verdad, que esta le sea revelada y que deba cargar por siempre con esa culpa.

Basten estas coordenadas para situarnos ante Edipo Rey, obra escrita y dirigida por Jorge Castro, basada en el texto original de Sófocles. En esta nueva adaptación escénica, el dramaturgo coloca la historia en un espacio íntimo: la casa de Edipo, un duplex atemporal donde conviven con ecléctica naturalidad la escultura de una esfinge y una vulgar silla de oficina con ruedas que simboliza, más allá de su aparente insignificancia, el trono donde se sienta para gobernar el monarca. Amparado en esta desubicación de los personajes, que parecen vivir más cerca de la Lima de hoy en día que de la Atenas de los viejos mitos, Jorge Castro logra llevar la historia a un terreno neutral, que no es tradicional ni contemporáneo, y que permiten entender el drama de Edipo como algo que nos pertenece, tal vez una cruda metáfora de la ceguera crónica que padecen nuestros líderes políticos, tan propicios a acusar de los males de su reino a enemigos invisibles cuando el verdadero culpable está casi siempre en casa.

Jorge Castro respeta a grandes rasgos el texto original, del cual mantiene su solemnidad y la fuerza expresiva de su lírica, y trata de sostener la puesta en escena con una alta gama de matices psicológicos. Su objetivo: hacer visible el tortuoso castigo interno que sufre Edipo, que a cada escena se vuelve un personaje más desconcertado y vulnerable, siempre a merced de unos hechos que parecen empujarlo irremediablemente al umbral último de la locura. Para ello, Pietro Sibille se encarga de aceptar el reto de ser «el más enfermo de los enfermos de la peste», y su actuación está a la altura de las circunstancias. Esta interpretación de Edipo remite en ciertos aspectos a su papel en la película Días de Santiago, en la que encarnó a un excombatiente de los años de violencia política que deambulaba por la ciudad de Lima presa de una fuerza superior a sí mismo, signado por la fatalidad, e incapaz de reconciliarse con su destino. En Días de Santiago, Sibille huía de su pasado, al que no podía dejar atrás; mientras que ahora en Edipo Rey, lo que trata de evitar es su futuro, la tragedia por venir.

 


Sofia Rocha interpreta a Yocasta, otra víctima del aciago destino de Edipo. / Foto: Difusión

El resto del elenco –formado por Sofía Rocha, Paul Vega y Hernán Romero, entre otros– no puede sino mantenerse en un plano secundario con respeto al personaje de Edipo. De hecho, Sibille está toda la función dos o tres peldaños por encima de sus compañeros de reparto en intensidad expresiva. Tal vez sea una consecuencia natural del perfil de su personaje: la desesperación es demasiado cruel para alguien que le tiene que poner nombre a la tragedia, y todos aquellos que lo rodean jamás podrán compartir su drama. De cualquier manera, la interpretación de Sibille se antoja demasiado avasalladora, y eso medra en la visión del conjunto de actuaciones.

Uno de los aspectos más singulares de esta revisión del texto de Sófocles es que Jorge Castro ha puesto al frente del coro a un grupo de niños, que realizan una interpretación más que meritoria a pesar de su corta edad. Ellos, los niños-personajes, siguen a su padre como discretas y acechantes sombras durante toda la obra, convirtiéndose así en una suerte de conciencia polifónica que irá subrayando con sus intervenciones el complejo drama existencial que vive Edipo.

Si bien el arranque de la obra promete más riesgos de los que luego realmente ofrece, Edipo Rey se presenta como una digna versión del clásico, construida con bases sólidas que sirven para apuntalar una escena final altamente sugestiva y que se astilla violentamente en la conciencia del que ha sido testigo de ella. Edipo, «el que nació para sufrir», jamás podrá escapar a su propio destino, lo cual le permite a Pietro Sibille lucirse con uno de los papeles más potentes de su carrera.

Edipo Rey se puede ver hasta 15 de diciembre en Teatro La Plaza.