'Cruzar la calle': Un teatro polifónico para retratar a la Lima de hoy en día

Cruzar la calle, de Daniel Amaru Silva, es una ambiciosa historia coral que sucede en Lima | © Javier Gragera

Crítica teatral por Javier Gragera

Un evento fortuito –el atropello de un perro– es el detonante de una serie de acontecimientos que ponen en evidencia las fisuras existenciales de cinco personajes. El hecho anecdótico se convierte entonces en encrucijada de vidas inconexas, y las enfrenta unas a otras. Esto sucede en la Lima actual, la gran ciudad que vuelve insignificantes a 10 millones de personas; la metrópolis que asfixia, que es inabarcable, que resulta fascinante y rotunda. Un escenario sobredimensionado donde la coexistencia de sus habitantes no resiste argumentos lógicos, y cada uno parece hacer la guerra por su cuenta. Entonces, ¿dónde refugiarse para sobrevivir al naufragio social? ¿Existe realmente un lugar dentro de la maraña urbana donde sentirse a salvo?

Daniel Amaru Silva, dramaturgo de Cruzar la calle, plantea estas cuestiones para desarrollar una ambiciosa historia coral donde el peso argumental parece recaer en la ciudad que los habita. Lima es la protagonista en la sombra, como si se tratase de una fuerza que mueve los hilos de unos personajes que en el escenario son sus tristes títeres involuntarios. Ellos tienen poco que hacer, y casi tampoco tienen nada que decir porque, por momentos, sus voces dejan de ser individuales para convertirse en una expresión colectiva, la voz polifónica de Lima. Lima habla en ellos, Lima habla por ellos.

A cierto punto de la obra, un personaje le pregunta a otro: “¿Has leído alguna vez Esperando a Godot?”. En la tragicomedia de Samuel Beckett, dos vagabundos esperan en vano junto a un camino la llegada de Godot, alguien que nunca vendrá. En Cruzar la calle, los personajes también parecen vivir en permanente estado de espera, resignados, maniatados tal vez por esa ciudad que los gobierna y los manipula a su antojo. Son hombres y mujeres que parecen acatar la mediocridad de sus existencias con la impotencia orgullosa de un mártir.

Solo la confrontación directa entre ellos, el atreverse a cruzar la calle y poner cara a cara sus miserias a partir del incidente del perro, hará que el motor de la vida empiece de nuevo a carburar. “Siento que he estado todo este tiempo bañado en querosene”, exclama un personaje al vacío de la platea para ser escuchado por todos, “y este hombre es el fósforo que estaba esperando”. Posiblemente esta sea la única respuesta que nos da Daniel Amaru en un texto dramático cargado de interrogantes: la ayuda siempre proviene de otra persona. La única forma de encontrarnos es buscarnos en otro.
 


Carlos Tolentino propone una escenografía más simbólica que funcional / Foto: Javier Gragera

La mano de Carlos Tolentino, director de la obra, se evidencia con una puesta en escena alejada del realismo tradicional, donde la escenografía se posiciona como un elemento más simbólico que funcional. El director ha optado por la deconstrucción de la obra de Daniel Amaru y ha apostado por un montaje que “hace visible el lugar de la palabra y el acto de la enunciación”, según sus propias palabras, en contraste con el resto de elementos escénicos. Entre las puestas en escena de este director, quien creó y lideró durante diez años la compañía Andanzas en Perugia (Italia), se pueden destacar obras como Todos eran mis hijos, de Arthur Miller; Calígula, de Albert Camus, Azul resplandor, de Eduardo Adrianzén; Los ojos abiertos de ella, de Raquel Diana y Japón, de Víctor Falcón.

Carlos Tolentino ha dicho que “Cruzar la calle es seguramente uno de los mejores textos escritos en los últimos treinta años en nuestro país”. Palabras grandilocuentes que sin embargo no empequeñecen una obra que da la talla y que sabe construir una sólida alegoría de la Lima de hoy en día. Habrá sin embargo quien no se sienta representado, pero es justo que sea así: siempre dependerá del punto de vista de cada uno, o de si estamos dispuestos a alejarnos de nuestros espacios de confort para cruzar las calles que unen y parten nuestra ciudad.

Cruzar la calle, obra ganadora del Concurso Nacional de Nueva Dramaturgia Peruana 2014, se podrá ver en una corta temporada, del 2 al 18 de diciembre 2016, con funciones de viernes a domingo a las 8 pm, en el Teatro Central de la Universidad de Lima. Ingreso gratuito, previa inscripción en: www.centroculturalulima.com