Daniel Amaru: “Mientras más opciones le das a una persona, más le puedes complicar la vida”

Daniel Amaru es el autor de la obra 'Salir', estrenada en el teatro de Alianza Francesa. / Foto: Javier Gragera

Tras ganar Sala de Parto el 2013, Daniel Amaru estrena la obra Salir, dirigida junto a Rodrigo Chávez. Salir ha atravesado muchos cambios para llegar a ser la propuesta que podemos ver hoy en la sala de la Alianza Francesa, desde el guión hasta la puesta en escena. Conversamos con Daniel Amaru para que nos cuente como fue este proceso de lo ganado a lo expuesto.

P. ¿Por qué Salir como nombre de la obra?
R.
A la hora de buscar un título me pregunté cuál es la acción dramática en cada escena y en este caso siempre era ‘salir’: la desconformidad del momento que te provoca querer pasar a otra cosa. El personaje en la primera escena quiere salir a jugar, y conforme van pasando las escenas el personaje siempre busca salir; salir para escribir, salir del país, salir de las rutinas… El personaje quiere salir en todo momento. Realmente el título en sí es lo único que ha quedado de esa obra que gana Sala de Parto. Para otras personas ‘salir’ es algo más conceptual. Me gustan los títulos ambiguos, que puedan ser interpretados.

P. Me gustó como jugaste con los roles de los personajes, que en este caso son bien marcados, el personaje de Nicolás secunda en la mayoría de veces lo que hace el personaje de Carlos. ¿Crees que la sociedad te impone unos roles pre-establecidos o que tú mismo te encasillas?
R.
Creo que la sociedad te los impone y tú decides seguirlos o no. Eres como un  vacío que la sociedad intenta llenar con sus deseos y si esos deseos van con los tuyos, bien. Otras veces esos deseos no son los tuyos, pero eres capaz de liberarte y eso es genial, pero a la vez te las ves solo. Creo que es más fácil encajar con el rol que dan y quedarte en eso. De esa manera, sabes a qué perteneces, te da seguridad, pero es una seguridad en la no-libertad. En el caso de la obra, el personaje de Nicolás es un segundón que esta cómodo, por eso no se arriesga, no se mueve, pero las cosas a las que aspira ¿son de segundón? Creo que no. Creo que la esencia de algo no está en lo que es, sino en lo que quiere ser. Sartre decía que estamos condenados a ser libres, y mientras más opciones le das a una persona más le puedes complicar la vida. Lo que se sabe frente a la inseguridad de lo que no se sabe.

P. Sé que antes de escribir tienes una pregunta, ¿cuál era tu pregunta con esta obra?
R. La obra partió con varias preguntas, la principal era: cuando te mueres, ¿con qué te quedas? Luego fui fragmentando a más preguntas: ¿con qué se quedan los demás?, ¿qué cosas juzgas cuando te mueres?, ¿qué hace que valores lo que tuviste? Siempre me ha preocupado el morir insatisfecho, infeliz, que es lo más probable que pase si decides volar por cuenta propia. Y la respuesta cae en el típico cliché, que es darle valor a las relaciones que haces, a los recuerdos de estas. Esta respuesta es lo más cliché, pero creo que a la vez es la más honesta.
Con esta obra también quería darle la vuelta a las ideas más convencionales que tenemos del amor, el amar sin tener, el amar sin ser correspondido, el tener que despedirte de algo o alguien que quieres.  Pensé en un amor que no se evidencie, pero del que ambas partes se saben parte. El amor no correspondido es algo más valioso, no creo que sea masoquista; y si lo es, ¿quién no lo ha sido alguna vez?

 


Daniel Amaru durante la entrevista que le concedió a Débora Silva-Arrieta. / Foto: Javier Gragera

P. En esta obra tocas temas tipo la familia impuesta frente a la familia por elección. ¿Crees en esto; de dónde lo sacas?
R.
No comparto la idea de lo absoluto, y esto es un tema recurrente en, por ejemplo, la religión. No comparto la idea de que hay que amar a los padres porque ellos te trajeron al mundo. Creo que la familia verdadera es la que tú eliges, la que te acompaña porque quiere hacerlo y no porque tiene que hacerlo. Para mí, el absolutismo es la manera mas fácil de explicar las cosas, o mejor dicho dar una explicación única a todo y no dar ninguna explicación en realidad. Creo que el teatro está justo para esto, para poner interrogantes a temas que la gente normalmente no se pregunta. Mi teatro intenta hacer eso.

Por otro lado, creo que algo que repito mucho en mis obras es la falta de la figura paterna para reafirmar la figura de la madre. Mi madre fue mi padre a la vez, y mis textos son un homenaje a ella de alguna manera. Y todos los que nacemos en el Perú es como nacer a lo salvaje, el sálvate como puedas. En nuestro país, la mayoría proviene de familias rotas, la figura del padre casi siempre está ausente, no tenemos un buen modelo a seguir, una guía; y si lo hay, no se sigue.

P. Creo que es muy intensa la propuesta de puesta en escena de Salir, en la que tus cinco personajes actúan mirando al público. ¿Cómo llegas a ella; lo tuviste claro desde un inició?
R.
No, al principio la puesta en escena era más convencional. Sin embargo, cuando llegamos al ensayo general, un lunes, para estrenar al miércoles siguiente, todo cambió. Fuimos sacando poco a poco uno que otro elemento, cambiando la escenografía y suprimiendo los movimientos de los actores, y nos quedamos con lo que ves: cinco banquitos y cinco actores mirando al público. El director de arte nos quería matar, la Alianza Francesa también, todo sigue ahí guardado. Pero todo esto pasó para que la obra funcionase mejor.

P. ¿Tres palabras que definan Salir?
R.
Poética, directa y pretensiosa.

Salir se puede ver hasta hasta el 14 de diciembre 2015, en el teatro de la Alianza Francesa en Miraflores, con funciones de jueves a lunes a las 8 pm.