El libro y la máquina

Imprenta Minerva © Bereniz Tello | Casa de la Literatura Peruana

En un interesante trabajo de archivo, la muestra La página blanca entre el signo y el latido: la edición del libro literario (1920-1970) reúne los grandes hitos editoriales que sirvieron para modernizar la literatura peruana (tanto en términos de aparición, circulación y consumo) y para construir la imagen del libro no como un mero receptor pasivo de la palabra escrita, sino como un objeto artístico en el que forma y contenido reclaman una relación de necesidad recíproca.

Entre las labores editoriales más importantes que se pueden apreciar en la exposición tenemos la de los hermanos Mariátegui y la Imprenta Minerva que publicó varios de los libros y revistas más importantes de nuestra literatura; la del poeta e impresor Javier Sologuren y las preciosas creaciones artesanales de la Rama Florida; la de Juan Mejía Baca y su librería y su editorial homónimas; y la de Industrial Gráfica, a cargo de Francisco Campodónico, que en sus casi 35 años de existencia imprimió alrededor de 30 mil títulos.
 

El objeto que resulta más llamativo de la muestra es la monumental imprenta de marca Nebiolo –medio de producción de la Imprenta Minerva– donada por la familia Mariátegui a la Casa de la Literatura Peruana. Es a partir de la contemplación de esta máquina que podemos constatar que cuando los medios de producción se desarrollan como tales, estos se transparentan quedando fuera de todo análisis posible, pero cuando los mismos pierden su utilidad práctica no solo se convierten en verdaderos objetos de contemplación estética (es imposible no querer fotografiarse junto a la gran máquina), sino que estos se vuelven opacos y entran en el terreno del análisis.

Imprenta y modernidad
Este aspecto nos permite refutar un argumento muy extendido al interior de la crítica que sostiene que la vanguardia peruana de los años 20 no es sino la expresión paradigmática del desencuentro entre Modernidad y Nación. Es cierto que el entusiasmo por la máquina de los poetas vanguardistas resulta algo inocente y parece contradecirse con la realidad peruana de aquel entonces, pero es importante señalar que la máquina sí operó por debajo de sus ensoñaciones en la medida en que poetas e intelectuales lograron apropiarse de una maquinaria de producción del libro que inauguró lo que podríamos reconocer como una literatura propiamente moderna y peruana. De ahí que sea imposible pensar, por ejemplo, la realización de un libro-objeto como 5 metros de poemas de Carlos Oquendo de Amat sin el respaldo de la Imprenta  de los hermanos Mariátegui.

Por otro lado, la puesta en evidencia de los procesos de producción del libro a lo largo de un periodo tan importante de nuestra historia literaria deja entrever que los condicionamientos de los medios recaen tanto en la elaboración del libro como en la configuración misma de la escritura de una generación. De ahí que sea labor de la crítica pensar estas operaciones en una época en la que el entorno digital empieza a sustituir los soportes tradicionales de producción de escritura, cambiando radicalmente los modos de aparición y circulación del texto literario.

La muestra La página blanca entre el signo y el latido: la edición del libro literario (1920-1970) se puede visitar en la Casa de la Literatura Peruana hasta el 19 de febrero 2017, de martes a domingo de 10 am a 5 pm. Ingreso libre.

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