El teatro no va a morir nunca. La aventura virtual de BUTACA Arte & Comunicación

Teatro en casa. La actriz Mayella Lloclla se toma un 'selfie' con los usuarios después de la función.

En medio de la incertidumbre, la agrupación teatral BUTACA Arte & Comunicación lideró una de las primeras iniciativas que llevaron el teatro a los nuevos escenarios virtuales. ¿Cómo se ha vivido esta transición? Martín Velásquez (Marvelat) y Herbert Corimanya, directores de la agrupación, escriben para EnLima sobre esta nueva experiencia y anuncian un nuevo ciclo de lecturas inspiradas en obras de autoras peruanas del siglo XX. 

La pandemia y su consecuente crisis viene reconfigurando las estructuras más cimentadas de nuestra sociedad, en todas sus aristas, las más sencillas y las más complejas. De un día para otro cómo duele que esto no sea retórica, se cerraron los colegios, las universidades, los centros comerciales, los cines y, entre tantos otros puntos de encuentro comunitario, por supuesto, los teatros.

Para los artistas escénicos, esta eventualidad fue ciertamente confusa y, al inicio del estado de emergencia, algunos pensaron que se trataría de unas cuantas semanas. Sin embargo, conforme se fue agravando la situación nacional, la incertidumbre de un regreso de las artes escénicas se fue haciendo inesperadamente cada vez más grande.

Nosotros, BUTACA Arte & Comunicación, que acabábamos de celebrar los primeros cinco años de actividad ininterrumpida, también nos vimos envueltos en la maraña de aquel incierto devenir que se respiraba en los primeros meses del confinamiento. La situación de cada día, las noticias y las hipótesis del regreso (o la desaparición) de aquello que conocíamos como normalidad, terminaron por tumbar la serie de proyectos que no habíamos dejado de gestar. Cuando empezamos a asumir lo que se venía, nos supimos ávidos de generar arte en medio de la crisis; comprendimos tácitamente que el impulso artístico latía quizá más fuertemente que nunca en nuestros compañeros escénicos; y comenzamos por nuestro lado a planificar proyectos alternativos, orientados a la radiofonía, para que vieran la luz cuando llegara el momento más oportuno.

Han pasado seis meses y, hoy por hoy, sabemos que aquel momento oportuno no iba a llegar nunca. De hecho, la realidad nacional no da muestras de una mejora sustancial; todo lo contrario, la situación es cada vez más insostenible y se avizora un país que va a tener que reconstruirse en los próximos años después de tan dura crisis.

Merced de la idea primaria y ánimos de nuestra amiga Stefany Alva que se convirtió en nuestra productora, se armó, en menos de dos semanas, un proyecto distinto, logísticamente sencillo y sin fuerte inversión económica: un ciclo de lecturas interpretadas por actores en vivo vía Zoom de obras de teatro peruanas.

Miedo, escepticismo, dudas. “No va a funcionar”, “¿Si falla el internet?”, “La gente no va a pagar para ver esto”. Pero, por aquellas cuotas de optimismo que invaden a uno de vez en cuando, nos mandamos. Nuestro eximio dramaturgo César de María nos proporcionó su obra “Dos para el camino” y se convocó a los primeros valientes compañeros: Manuel Gold y Rocío Olivera. Al anunciar una fecha de lanzamiento, no había marcha atrás.

Luego de cuatro meses con este proyecto, en el que se han leído seis obras de algunos de nuestros más importantes dramaturgos, podemos concluir que era necesario. Para nosotros como creadores y para el público que nos ha visto temporada tras temporada. Nuestra sed de comunión esa necesidad imperante de vernos y reconocernos en el otro, que se consuma cada noche en los conversatorios después de cada función entre artistas y espectadores, así nos lo ha demostrado. Y no había momento más oportuno para esto. Contra la incertidumbre, no nos quedó más que la acción.

Sí, enfrentar lo que es totalmente incierto puede ser lo más vertiginoso del mundo. Lanzarse a la piscina puede ser la metáfora más análoga. Pero, incluso cuando te lanzas a una piscina, ya sabes qué es lo que te espera, porque por lo menos tienes la seguridad de que hay (o no) agua.

LA VIRTUALIDAD ESCÉNICA: SER O NO SER

Quizá nuestra terquedad hizo que avanzáramos a pesar de la incertidumbre. Esa terquedad que un artista debe tener insertada en la sangre de creador, y si de crear se trata, nosotros lo hemos hecho, sin importar el espacio y el género.


Primera llamada. Rocío Olivera y Manuel Gold en "Dos para el camino", de César De María. Esta obra fue la primera función virtual de BUTACA Arte & Comunicación. 

Tenemos catorce montajes realizados de manera autogestionada, algunos de ellos sobrevivientes en presentaciones itinerantes, festivales y funciones privadas; entonces, ¿el espacio virtual iba a ser un impedimento? No lo fue. Tuvimos tropiezos con la red, negociaciones con nuestros planes de telefonía y todos los avatares de la virtualidad, pero como en el teatro tuvimos que solucionar y continuar con la función.

En una de las lecturas de "Paralelos secantes" de Juan Manuel Sánchez a uno de los actores, Luis Cárdenas-Natteri, se le apagó la computadora casi llegando al final de la lectura. No sabíamos qué hacer en ese momento. Por interno intentábamos solucionar el problema con Luis mientras veíamos la forma de entrar a reemplazarlo. Al no obtener respuesta del actor perdido en la conectividad quisimos asumir su ausencia, pero Mayella Lloclla ya había decidido no parar y continuar. Sola frente a la imagen, ante la mirada del usuario que seguro se preguntaba qué estaba pasando. Mayella terminó victoriosa, Luis pudo conectarse. Entre la vergüenza y la impotencia, los actores decidieron retomar y, entregados a los dioses de la virtualidad, nos brindaron un nuevo final acompañado de la mejor recompensa: los aplausos.

Otra de las anécdotas, muestra de superación, es el testimonio de Sebastián Zegarra Cabrera, de 22 años, que nos acompañó en dos funciones: “Me parece que ustedes hacen un gran trabajo, sin tener un micrófono, sin tener iluminación, sin tener escenografía, son unos capos. Creo que el teatro debería unir a chicos con habilidades diferentes y a chicos sin ninguna discapacidad porque el arte no tiene límites”, expresa Sebastián, quien a pesar de tener parálisis cerebral ha llevado talleres de actuación, demostrando su amor por el arte y deseo de cumplir sus sueños de actuar, dirigir y tener su propio teatro.

Han sido seis temporadas, de cuatros fechas cada una, teniendo funciones extras en algunas a pedido del público. Creando conversatorios donde todos éramos protagonistas de la palabra, entre personas de provincia y del extranjero. Donde cada viernes y sábado, a las 8 pm, la familia de Huacho a la que se le hacía muy difícil ir al teatro compartía con nosotros cada historia. El peruano en New Jersey que extrañaba a su país y que aprovechaba nuestras lecturas para sentirse más cerca de su patria en estos difíciles momentos. Los enamorados que se citaban en cada lectura para, por lo menos, poder verse a través de una pantalla. Cada una de estas historias han formado parte de esta grandiosa experiencia, que solo momentos trágicos nos pueden dar, lamentablemente.

Pero no estamos solos. Nunca lo estuvimos ¿Se han puesto a pensar qué habría sido de nosotros en esta pandemia sin un poco de arte? Todos somos guerreros de esta batalla y la ganaremos, con responsabilidad. Lejos, pero juntos.

INTERMEDIO

Un especial agradecimiento a nuestros actores y actrices: 

Manuel Gold, Rocío Olivera, Mayela Lloclla, Luis Cárdenas-Natteri, Sebastián Monteghirfo, Aníbal Lozano Herrera, Óscar Carrillo, Pold Gastelo, Emanuel Soriano, Edu Ramos, Nidia Bermejo, Keyla Ramírez, Cindy Díaz, Noelia Flores; a nuestro equipo de producción repartido en este ciclo, Stefany Alva, Alee Mora, Omar Velásquez.

Y, por supuesto, a nuestros dramaturgos y sus obras: 

César De María (“Dos para el camino”), Juan Manuel Sánchez (“Paralelos Secantes”), Álberick García y Ricardo Delgado (“Más allá del borde”), Diego La Hoz (“Cuando el día viene mudo”), Alfredo Bushby (“¿Por qué cojea Candy?”) y Daniel Amaru Silva (“Presunto culpable”). 

Si esta experiencia virtual (“teatro virtual”, como algunos lo llaman, o sea cualquiera el nombre que vaya a tener en un futuro) ha nacido para quedarse creemos que sí, lo dirá el tiempo. Sin embargo, más allá de si cada uno de nosotros, en lo personal, quiera en adelante seguir trabajando en este formato, o simplemente regresar corriendo a las tablas presenciales apenas se pueda, lo cierto dentro de lo incierto es que seguimos trabajando. Porque el teatro no va a morir nunca. 

En octubre, BUTACA Arte & Comunicación inaugura un ciclo de lecturas interpretadas de obras de autoras peruanas del siglo XX, considerando la deuda que tenemos con la dramaturgia femenina. Los esperamos en este segundo acto.

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