Frankly, my dear, I don't give a damn

La película de cabecera de la Bolaño, la nueva Merlí, es 'Lo que el viento se llevó'.

1. Le han cortado la cabeza a nuestro profesor de filo. Los paseítos por el parque, el me preocupo por ti si te veo triste o molesto, la filosofía empaquetada en historias para niños ya fueron. Como ya se advertía, aquí no hay paciencia para los rebeldes sin causa catalanes tipo Joan Capdevilla, o jeropas cibernétipos tipo Iván Blasco. 2. Para decirlo de una vez por todas: Merlí. Sapere Aude puede ser interpretada como una patada ahí abajo (nos han hecho ver las estrellas) por los mileniales y todos los que vengan después. Puede que vaya a ser incomprendida. Pero lo más probable es que esté equivocado. El autor, Héctor Lozano, no bromeaba cuando decía que se trataba de otra serie. 3. En la Universidad de Barcelona Pol Rubio es obligado a madurar. Y deberá hacerlo rápido. Los lagrimones que se le caen en la estación de tren mientras dialoga con su pasado se disuelven tan rápido como un cubo de hielo en el océano. 4. Adiós Era Global de la Nostalgia. Adiós Merlí, mi buen amigo, viejo sin vergüenza. Gracias por el libro de Kafka. Nos vemos en el bar para empezar a olvidar. 5. Los gritos histéricos femeninos con los que Carlos Cuevas, el actor que interpreta a Pol Rubio, es recibido en los auditorios fuera de la ficción, como si una estrella de rock se tratase, no van a pasar del primer plano con el que se abre la serie. 6. La nueva serie es sumamente oscura. La luz que entra por la ventana del salón clases, más que una luz “del conocimiento” es una luz que anuncia el apocalipsis ahora. 7. Espiritualmente, esta nueva serie me hace recordar a la última película que vi, la surcoreana Parásito, película en la que la crueldad del humor negro es asfixiante, como una espada que corta la risa de los niños con el filo oxidado. 8. Ahí donde Merlí llegaba con su lámpara y nos contagiaba su filosofía perruna mientras se rascaba los sobacos y nos hacía reír, la Bolaño no hace otra cosa que ofendernos con un hacha en la mano. 9. La película de cabecera de la Bolaño, la nueva Merlí, es Lo que el viento se llevó. Al igual que su protagonista, Scarleth O’Hara, aquí hay una mujer de verdad: los ojos con que veo a Dios son los mismos ojos con los que Él me ve a mí. Cuando nos encontramos desprovistos de todo, es a Él a quien nos entregamos o es a quien decidimos volcar todo nuestro odio, lo hacemos salvador o culpable de todas nuestras desdichas. 10. Mujeres del mundo no nos queda de otra, solo elegir: si los hombres no nos quieren levantar, nosotras los levantamos a ellos. 11. La Bolaño está caliente, menopaúsica, es toda una fiera. Pero tiene un talón de aquiles: una hija con Síndrome de Down con la que cultiva una relación tierna y divertida. Ella cuida el lado autodestructivo de su madre: le arroja el alcohol que se compra por la cañería. Pero eso no impide que la Bolaño se moje por Pol Rubio, quien va a perder los papeles por el tirano del niño rico incestuoso, Rai, el kamikaze de la serie que se folla a su tía, una señora arrimada y voluptuosa. 12. Pol Rubio hace un muy buen primer trabajo y la Bolaño lo sabe; sin embargo, decide jugársela: le dice que su trabajo es una basura a ver cómo reacciona el alumno, para provocarlo, para que la siga buscando. 13. Uno de los atractivos de la serie en general es el juego de niños al que siempre están sometidos los adultos: a la Bolaño le gusta Pol y le va hacer bullying para llamar su atención. 14. Al niño rico de la serie, Rai, al parecer, le gusta la argentina porque decide no tirársela apenas esta se le ofrece. 15. El personaje de la argentina está construido para ser la más admirada porque, al parecer, el temperamento de estos sudamericanos va a pelo con el espíritu de la serie: nunca se quedan callados por nada. 16. ¿Y Bruno Bergeron qué? Sigue siendo el contrapunto de Pol. Mientras este se adapta o muere, el petit Bergeron, el príncipe de la serie (no olvidemos que fue el protegido de la maqueiavélica Coralina), todavía tiene fuerzas para quejarse, dejando que la vida lo viva en lugar de vivirla. 17. El nombre de la nueva Merlí, la Bolaño, es un homenaje a ‘El chileno’, el detective salvaje y terrorista cultural, el escritor lumpen Roberto Bolaño. Dos pueden ser los motivos: su condición de afamado iconoclasta, pero sobre todo por el concepto de intertextualidad que se desarrolla a lo largo de toda su obra. Muchos de sus personajes creados dentro de una ficción se expanden a otras, atravesando una y otra vez sus cuentos, novelas y poemas. Así plantea una continuidad narrativa que expande su universo literario. Tal y como Lozano ha expandido el universo Merlí. Este concepto es uno de los sellos más distinguibles tanto del autor chileno como de la serie que no deja de dialogar con otras disciplinas como el cine, el teatro, la música, etc. y, por supuesto, la filosofía. Además, no olvidemos la marca hierro candente: la provocación. 18. El juego narrativo que entretejía con maestría la temática filosófica y conflictos individuales de los personajes ya no va más. Esa fórmula que hacía del Merlí original una exquisitez para guionistas y público en general. Este guion está escrito con apuro, con el sudor y la desesperación del verano, con su arrechura. Lozano está jugando al equilibrista. Está haciendo de Flash. Es probable que a la serie se la vaya acusar de muchas cosas, pero de lo que no se le podrá a acusar a este jugador es de no haber subido la apuesta y haber metido all in a un número de la ruleta. 19. No es que la serie no tenga carisma, como ya leí por ahí. Sino que es profundamente apática, que es otra forma de carisma, si se sabe comprender. 20. Extraño a mi Merlí, me dice mi primo. Yo también, le respondo. Entonces nos abrazamos y lloramos juntos. 21. Todas estas impresiones pueden ser absolutamente falsas ya que solo he visto los dos primeros episodios. 22. "Honestamente, querida, me importa un bledo", es lo que le dice Red Buttler al abandonar a Scaleth O'Hara, al final de lo que El viento se llevó, cansado de una tormentosa relación que tanto tiempo le había costado conquistar. Al final, nos preguntamos, qué pasará con la relación entre la maestra y su discípulo. 23. Si no estoy equivocado, si mal no recuerdo, no estoy seguro, en la antigua Grecia, la relación entre maestro y discípulo no estaba completa si no llegaban a satisfacer sus apetitos carnales. Como ceremonia de graduación, digamos. Obviamente, con Merlí esto quedaba fuera de lugar, pero esta Bolaño es mujer y tiene hambre; el Pol es el Pol y le entra a todo. ¿Seguirá Pol Rubio interpretando a la juventud y realizando, por ellos, sus más profundos deseos? 

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