Vanguardia Continental: Revista Amauta

Ama…riátegui © José Sabogal

Solo imaginar una revista en que escriban Borges, Freud, Unamuno, Neruda o Vallejo, ya sale caro. Eso era el Amauta, la inmortal revista cultural peruana dirigida por José Carlos Mariátegui quien, además de ser un hombre de izquierda en una época peligrosa, y escribir los Siete ensayos de la realidad peruana (1928), era un apasionado de la cultura que levantó una revista que se volvió referente de todo el continente. Amauta no solo recogía excelentes textos escritos por los mejores, acompañaba sus números con ilustraciones y reproducciones de los pintores más adelantados de la época. Además, con una apuesta exquisita por el diseño gráfico, todo hecho en Perú, ¡en la década de 1920! El Amauta era todo eso, una de las apuestas editoriales más ambiciosas y completas de la historia, no solo del Perú, sino de todo Latinoamérica. Una revista a la altura de las más vanguardistas de París, Berlín o Roma. Si una revista amerita ser expuesta en un museo, ninguna otra podría serlo más que esta. A casi cien años de su aparición en el mundo del impreso, el MALI nos presenta la exposición Redes de vanguardia: Amauta y América Latina, 1926-1930 que va sobre la revista cultural soñada por todos y totdas, que marcó un antes y un después en las revistas culturales de todo el continente. Su evidente importancia, se manifiesta mejor ante el hecho de tener que vivirla en esta muestra que la desguarnece para ver el todo en sus partes. Es como si cada página estuviese hecha para verse precisamente en una galería.

"Mariátegui puede ser considerado uno de los mayores críticos de arte pero con un valor agregado: tiene un proyecto”, nos comenta Natalia Majluf, curadora de la muestra, mientras nos pasea por la muestra todavía en pleno montaje, y que viene después de una exhibición en el Reina Sofía de España. “Él regresó de Europa con intención de formar una revista que vinculara el arte con la política”. Como perfectamente se puede ver en esta exhibición, que incluye cuadros originales reproducidos en la revista y que difícilmente podrían ser entendidos sin el marco de denuncia política, como la reivindicación del indio presente en las pinturas del peruano Sabogal y el guatemalteco Carlos Mérida, infaltables en esta muestra; o una ilustración de Sandino, el Che Guevara de la época, que en los montes nicaragüenses le hizo la guerrilla a los marines estadounidenses.

Con una tirada de 3 mil ejemplares por número, Amauta era capaz de traspasar mares y cordilleras. Llegaba a La Habana, México D.F. y Buenos Aires. Además, viajaba en la maleta de sus corresponsales en París, Londres, Madrid y otras capitales del mundo. Una revista latinoamericana en todo el término. “Sorprende la red de contactos de Mariátegui”, acota Natalia. “En parte configurada por los exiliados apristas en México, que a través de ellos fue que se conoce el muralismo mexicano”. En esa época escribían codo a codo en el Amauta, Haya de la Torre y Mariátegui, unidos por su lucha antimperialista y su pasión por la cultura. “Era una revista radicalmente actual”, agrega la estadounidense Beverly Adams, también encargada de la curaduría, “la revista estaba enterada de todo cuanto pasaba y además acercando a todos los artistas de la época. Porque Amauta no era una revista cerrada dedicada a una sola cosa. Había literatura, arte, política y con un argumento sólido que lo sostenía”.

Ninguna otra revista tenía tanto latinoamérica en sus páginas como para trascender la historia a la que le circunscriben sus fronteras nacionales, pero Amauta supo encontrar los lazos culturales compartidos para atarlos en un nudo, el sueño de la patria grande. 

+INFO: Redes de vanguardia: Amauta y América Latina, 1926-1930

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