Nos encontramos en el MALI justo después del ocaso, ella venía con los labios pintados de sonrisa y su torso delicado ostentaba una blusa otoñal florida cual sueño de LSD en donde se fundían todos los crespúsculos de oriente, un buen rollo ochentero new wave que había comprado la primavera pasada y no había estrenado hasta ese momento en que fuimos juntos a la muestra homenaje del trabajo del poeta Luis Hernández en la Casa de la Literatura Peruana.
Mel y Martin, los grandes iconos cinematográficos de Hollywood, vuelven con sus clásicas inquietudes religiosas y lo hacen desde dos enfoques distintos que exploran las profundidades humanas que nos son tan comunes.
No hay forma de que Bolaño pueda descansar en paz. Ahora, su manoseado apellido vuelve a encaramarse a los titulares de la prensa literaria para protagonizar un lío de faldas. El detonador en esta ocasión ha sido Ignacio Echevarría, amigo y ex editor de Bolaño, quien acusa en su columna Bolaño Borrado a Carolina López, viuda del escritor, de retocar y censurar la memoria del insufrible chileno.
David Foster Wallace durante una entrevista con Charlie Rose, en 1997.
Bolaño ya lo dijo: habitar poéticamente el mundo puede ser cagado, eso le pasó a Mario Santiago. El caso de Foster Wallace es distinto, es la enfermedad misma, la del ‘yonkie’ de letras, ese que no puede despegarse de tener que escribir y escribir. Una pantalla donde volcar toda su conciencia y gritar lo que es incapaz de regurgitar en público en una conversación normal o simplemente ahogarse en ese silencio de Torquemada.
Arrasó en las primarias republicanas como nadie; acapara primeras planas, tiene más resultados de búsqueda en Google que cualquier político de su país y prácticamente le ha mentado la madre a medio mundo. Tiene dinero y es rubio como los Lannister de Game of Thrones, pero para nada tiene las sutilezas políticas de estos, más bien es un Hugo Chávez ‘yankee’. Un fenómeno que las ciencias políticas jamás predijeron. Y con todo lo misógino, racista e insultante que es, es todo un éxito.