Hans Alejandro Herrera | 14.10.2017
Artículo realizado por Pilar Fonseca y Hans Alejandro Herrera
La personalidad artística de Jorge Eduardo Eielson (Lima, 1924 – Milán, 2006) es la de un humanista del Renacimiento en busca de una respuesta unificada a través del arte. Y en él, arte es todo lo que sus manos puedan intervenir. La próxima muestra en el MALI (Museo de Arte de Lima) sobre Eielson, que se inaugura el 17 de noviembre, será la retrospectiva más próxima a representar la ambición de un solo hombre que pretendía unir todas las artes y hasta las ciencias en un mismo nudo.
Presentar una muestra de Eielson ya de por si involucra un desafío, y Sharon Lerner, curadora de la muestra y especialista en arte moderno del MALI, es consciente de ello. Para empezar, ella lleva 3 años trabajando en esta retrospectiva, lo que le ha permitido traer a Lima más de cien piezas provenientes de colecciones privadas y del extranjero. La muestra ocupará tres salas del MALI, que expondrán no solo los clásicos nudos, sino también parte de su producción literaria y material más íntimo, como su correspondencia postal con otros poetas y artistas. Sharon Lerner, quien comparte la curaduría de esta exposición con Grabriela Rangel, nos cuenta que han logrado recopilar los primeros trabajos del “Eielson joven, el de los primeros años en París y de la época en que todavía vivía en Perú”, realizando de esta manera una especie de rastreo arqueológico de su génesis para comprender la evolución creativa del artista.
Maestro de la experimentación
Para los que todavía no conozcan la obra de Eielson, hay que advertir que en él no puede verse a un artista o literato únicamente. Su figura escapa a cualquier arquetipo clásico. Su caso hace pensar que la poesía no solo se escribe, se pinta también, se instala, se representa y sobre todo se vive en un ejercicio permanente de creación. “La experimentación es el sello personal de Eielson, la cual se refleja en la facilidad y destreza con que salta de un campo a otro. Existe en él un afán por explorar, y de ahí entreteje en su obra un estar permanentemente experimentando”, apunta Sharon Lerner.
Heredero de la vanguardia e intelectual cosmopolita, Eielson fue fiel a su vez a las formas míticas del mundo precolombino, las cuales demarcan la panorámica de su imaginación. Dueño de una indeclinable voluntad experimentadora, llegó a establecer una asombrosa conexión entre el diseño hexagonal de las redes de las remotas culturas de la costa peruana con el código genético establecido por la nueva biología, el ADN, confirmando así su noción cósmica de que lo viejo y lo nuevo (entiéndase el arte y la ciencia) forman un mismo movimiento de búsqueda. Así también lo entiende Sharon Lerner: “Eielson es un artista con temas de interés muy diversos, por un lado está el histórico con los quipus, pero también le importaba seriamente la biología, la física cuántica, eso se traduce en su obra”.
Anudar todos los países del mundo
El trabajo de Eielson es más recordado por esos nudos que no dejaba de atar en todas partes, incluso con motivo de las Olimpiadas de Munich de 1972, cuando anudó las banderas de todas las naciones en una época dividida por el Telón de Acero. Pero fue antes, en la bienal de Venecia (1964) en que Eielson se reapropia de la figura más emblemática de su nativo Perú, los quipus de los incas, una especie de ábaco y a la vez registro de la memoria histórica de los pueblos originarios.
Pero si hay que hablar de contribuciones, pareciera que su principal mérito fuera el haber sacado a la poesía de la letra impresa. Ciertos poemas suyos se disfrutan con solo verlos antes de entrar a leerlos. El campo de la literatura ya desde temprano le quedó corto a Eielson, su ansia por el espacio, intervenir materiales era la nota característica por la que exploraba sus interrogantes (y la del género humano) mientras profundizaba en posibles respuestas.
Dar valor al arte moderno en Perú
Es indiscutible el valor de la obra artística y literaria de Eielson. Y sin embargo, en el Perú apenas ha recibido su merecido protagonismo. Eso es algo que pretender revertir esta retrospectiva del MALI, un museo que en los últimos años ha hecho una apuesta firme a nivel de curaduría por reivindicar nuestro arte moderno. A propósito de esto nos comenta Sharon Lerner: “El arte moderno no está tan puesto en valor frente al gran público como lo son las muestras de Arqueología. Sin embargo, en el MALI nos hemos propuesto darle mayor visibilidad a través de esta retrospectiva a Eielson, que sigue la misma línea que ya trazamos anteriormente con la muestra dedicada a Emilio Rodríguez Larraín. El arte moderno es parte de nuestro legado y merece ser visibilizado”.
La retrospectiva a Eielson irá acompañada de actividades paralelas como conversatorios y otras propuestas artísticas en el campo de la música y la performance, todo muy apropiado para complementar este gran homenaje al maestro peruano de la experimentación. Pero por el momento no queda más remedio que esperar. “El trabajo no acaba y las piezas siguen llegando. Es emocionante verlas llegar, fijarnos en el estado en que llegan, disponer su colocación. Es un trabajo muy serio, pero reconfortante, y el visitante lo sentirá”, nos confiesa Sharon Lerner al final de nuestra entrevista. Y luego concluye: “Esto es algo que le debíamos a Eielson”.
MÁS INFORMACIÓN
Título: Eielson
Lugar: MALI, Museo de Arte de Lima (Paseo Colón 125, Parque de la Exposición)
Fechas: Del 17 de noviembre de 2017 al 4 de marzo de 2018
Horario: De martes a domingo de 10 am a 7 pm | Sábados hasta las 5pm | Cerrado los días lunes, Día del Trabajador (1 de mayo), Navidad (24 y 25 de diciembre) y Año Nuevo (1 de enero).
Precio: General: S/30 (peruanos y residentes S/15); Reducidas (estudiantes, mayores de 65 años, docentes y personas con discapacidad): S/15 (peruanos y residentes S/5); Ingreso gratuito: Todos los jueves desde las 3 pm y “Una noche en el MALI” (primer viernes de cada mes) de 5 a 10 pm.
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