Hans Alejandro Herrera | 15.03.2018
Artículo escrito por Hans Alejandro Herrera
Si nos preguntáramos como puede ser la novela del siglo XXI y cómo se diferenciaría de una novela del siglo XIX; posiblemente podamos encontrar respuestas interesantes en la nueva narrativa francesa. Nos acercamos a la obra de Laure Limongi, Pierre Ducrozet y Miguel Bonnefoy, tres jóvenes autores de esta lengua que nos visitan el viernes 16 de marzo para protagonizar 2 eventos en nuestra ciudad: una firma de libros en la Librería Euromatex (6 pm, Calle Schell 435, Miraflores) y una conferencia de ingreso libre en la Alianza Francesa de Miraflores (7:30pm, inscripción: mediateca@alianzafrancesa.org.pe).
La lectura pública, una tradición ya practicada por los autores E. A. Poe y C. Dickens, y cuyo origen yace en la recitación juglar de la Europa Medieval, es algo que también practica Laure Limongi (Bastia, Córcega, 1976), escritora, editora y compositora musical multidisciplinaria. Su trabajo literario se centra en la investigación rítmica, como explicó en una entrevista para el diario francés Le Figaro sobre su libro Elvis Presley, el cual describe como “un cantar de gesta, mezcla de encantamientos, capítulos más descriptivos, breves instantáneas o historias con varias voces, como si todo estuviera clamando por salir de la mente de nuestro dopado, héroe caído”.
En Indóciles, otra de sus novelas, Limongi entrega un manifiesto de libertad: “Para mí, los artistas que cuestionan la forma, la reinventan, son ingobernables. Pueden invocar la participación activa de los lectores. Quienes no se acurrucan en tendencias fáciles, pues no lo piensa dos veces a la hora de evitar los géneros, las fronteras. Y esta es también una postura política”.
Actualmente, Limongi tiene diez libros publicados, entre obras de ficción y no ficción, poesía y ensayos, entre los que destacan títulos como: Anomalía de las zonas profundas del cerebro, Entonces, soñé con papayas y plátanos y No sé nada de un hombre cuando sé que su nombre es Jacques, entre otras. Su última novela, que trata sobre el dolor de cabeza, ha sido seleccionada en la lista de Prix Médicis.
Por su parte, el novelista y columnista literario Pierre Ducrozet (Lyon, 1982) puede presumir de que su novela más reciente, La invención de los cuerpos, ha sido galardonada con el Prix de Flore 2017 (Francia). En esta obra, el autor manifiesta su búsqueda de una novela “salvaje”, al poner como protagonista a un joven maestro mexicano de informática que escapa milagrosamente de la masacre de 43 estudiantes que ocurrió el 16 de septiembre de 2014 en el país centroamericano. El hecho es real.
El protagonista escapa a EE.UU., donde se convierte en un conejillo de Indias para un extraño experimento en Silicon Valley. Para representar esta historia, Decruzet la estructura en forma de rizoma, es decir, en que cada punto de la historia se comunica con cualquier otro al no haber centro. Como una flor salvaje.
Chileno-venezolano francófono
Especial mencion en este artículo merece Miguel Bonnefoy. Nacido en 1985 en París, Bonnefoy es un escritor chileno-venezolano francófono. Creció entre Francia (país de origen de su bisabuelo), Caracas y Portugal. Hijo de un novelista chileno y una diplomática venezolana, es por formación y decisión bilingüe, y ha decidido escribir en francés, su lengua adoptiva. “Yo cuando pienso lo hago en francés, y cuando siento, en español”, ha comentado a RFI. Varios cuentos suyos fueron publicados en dos libros recopilatorios: Quand on enferma le labyrinthe dans le Minotaure (Edizione del Giano, 2009) y Naufrages (Quespire, 2011), nominada para el Prix de L’Inaperçu 2012.
Su novela El viaje de Octavio se ambienta en Venezuela y narra la historia de un campesino analfabeto que vive en la barriada de San Pablo del Limón. Como tantos otros de su comunidad, Octavio no sabía leer ni escribir. Este era un secreto que él guardaba cuidadosamente, al punto que se ve obligado a practicarse periódicamente una herida en la mano derecha, para contar con una excusa y no verse obligado a escribir. Su prudencia y quizá ese complejo de inferioridad nunca confesado, lo hacían intentar pasar desapercibido.
Es entonces que conoce a Venezuela, una actriz que sabe declamar, conoce las palabras y sus significados, quien se encargará de alfabetizarlo. De ella, la novela dice que “había en ella tanto ímpetu como soledad”. Por la mañana, Octavio limpiaba en la iglesia, y por la tarde, aprendía en casa de Venezuela.
Esta novela es una fábula alegórica de la reconquista del pasado y el de un país a través de tribulaciones épicas. Con referencias a García Márquez sin llegar al cliché, es una perfecta muestra de la epopeya sudamericana que retoma la vieja tradición hispana de la picaresca.
+ info: CONFERENCIA: "BELLAS FRANCESAS: ENCUENTRO LITERARIO"
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