Dos joyas animadas y dos relatos que remecen desde lo íntimo

Satiemania, de Zdenko Gašparović (1978)

Escrito por PFM

Desde rincones poco explorados del cine de animación y la narrativa breve, llegan estas cuatro piezas que —cada una a su modo— provocan, desconciertan y dejan una huella difícil de borrar. Se trata de dos cortos animados provenientes de la antigua Yugoslavia (hoy Croacia), realizados en 1978, y dos relatos contemporáneos de escritoras surcoreanas que, con mirada femenina, abordan la memoria, el cuerpo y la extrañeza de lo cotidiano.

La propuesta: mirar y leer con atención. No para encontrar respuestas claras, sino para abrir espacio al desconcierto, al silencio, a lo que no se puede explicar fácilmente. Desde una animación hecha a mano sobre la mesa de una cocina hasta la lenta transformación de una mujer que decide apartarse del mundo, estas obras invitan a una pausa. A una contemplación distinta.

Aquí las recomendaciones completas —ideales para una tarde o noche en la que el cuerpo pide algo más que seguir deslizando la pantalla.

Animaciones y relatos que perturban con belleza

Satiemania, de Zdenko Gašparović (1978), es una joya de animación artesanal, realizada con tinta, pastel y lápiz directamente sobre la mesa de cocina del director. Basada en seis piezas para piano de Erik Satie, interpretadas por Aldo Ciccolini, funciona como una serie de viñetas visuales de tono impresionista que recorren escenas urbanas y rurales: supermercados, bares, prostíbulos, el campo… Su carácter es fuertemente irónico y satírico; combina la belleza musical con lo grotesco y lo subversivo. Se presenta como una metáfora visual del “derrumbe de la vida moderna” y de una existencia atrapada entre la rutina y el extravío.


Ganadora del Gran Prix en el Animafest Zagreb, Festival Mundial de Cine Animado (junio de 1978).

Ručak, de Zlatko Bourek (1978), traducida como La cena, es una pieza en 35 mm a color que, a partir de un gesto cotidiano, se sumerge en una experiencia introspectiva. Mezcla memoria personal y colectiva, abordando los traumas de guerra y las heridas familiares. Representa el enfoque adulto y existencial característico de la Escuela de Zagreb y de la obra madura de Bourek, también escultor, pintor y director teatral. Nacido en 1929, Bourek dejó un legado potente en el cine de autor.

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Relatos breves

Estas dos recomendaciones provienen de escritoras surcoreanas contemporáneas. Sus cuentos comparten una extrañeza perturbadora que deja al lector suspendido y pensativo.

La casa donde nadie llama a la puerta (2003), de Kim Ae-ran (Incheon, 1980), narra la historia de cinco mujeres que comparten una pensión, cada una en una habitación distinta, muy cerca unas de otras. Su literatura aborda temas como la juventud, las migraciones internas y los conflictos urbanos derivados del traslado del campo a la ciudad. Con este cuento debutó y captó la atención de la crítica por su sensibilidad para retratar el aislamiento urbano y la intimidad femenina. Ha sido premiada con los galardones Hankook Ilbo (2005) y Lee Hyo-seok (2008).

El fruto de mi mujer, de Han Kang (Gwangju, 1970), apareció en 1997 en Granta. Este cuento es el germen de su célebre novela La vegetariana (2007), ganadora del Man Booker International Prize en 2016. La historia está narrada desde la perspectiva del esposo, quien observa con desconcierto los silencios, la distancia y la transformación de su mujer. Ella parece iniciar un proceso íntimo e inexplicable que la aleja del mundo cotidiano.

Han Kang fue galardonada con el Premio Nobel de Literatura en 2024, convirtiéndose en la primera surcoreana y la primera mujer asiática en recibirlo. El jurado destacó la coherencia estética, ética y emocional de su obra, especialmente en títulos como La vegetariana (2007), Actos humanos (2014) y Blanco (2016).

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