El Cuarto de Juegos: 'Procesión'

Portada de 'Procesión' | © Difusión

Sentado en la sala de los tres hermanos Del Prado, creadores de El Cuarto de Juegos, empiezo a confundir sus nombres. Ya no sé quién es quién, quién canta qué o quién hizo qué en su disco Procesión. Funcionan y responden como uno. Son también enigmáticos y hasta un poco chamánicos.

Cuando escuché por primera vez Procesión me recordó a la banda El Polen (aunque después me enteré que apenas la habían escuchado). El disco tenía grandes canciones y podía olerse la experimentación y el juego. Me imaginaba a amigos encerrados por meses en un cuarto, chambeando sin moldes. Entonces no sabía que eran hermanos, ni quiénes eran. “La grabación ha sido recontra casera, con un micrófono y una computadora, y todos tocábamos todo”, narra Martín, quien se encargó de la parte técnica y mezcla. Me cuentan que armaron Procesión desde el 2014, montando su estudio donde sea que haya una idea.

El disco es lento, plano, circular y repetitivo. “Lento, profundo y terroso”, agrega Tomás. Esto sería un gran problema para un álbum de pop regular, que quiere sobre estimular todos tus sentidos, pero este quiere apagar tu mente y dejarte solo frente al fuego. La línea guía es una cumbia que marea como ayahuasca. Rechaza el maquillaje y  propone nueve canciones puras de alma, que respiran, que movilizan, que te hacen participar e invitan al juego. Nada brilla por espectacularidad, sino por su honestidad . Es un disco humilde, sin pretensiones, un disco que es lo que es. Y eso es bastante, o suficiente, que es mejor. En resumen: buenas canciones, buenas letras y poco floro.     

Encuentro en las guitarras sonidos que me hacen sentir en el tren eléctrico a Gamarra y me recuerdan a Chacalón (gran trabajo en el cover de la saya boliviana A los bosques me interno yo). Me gusta que fueran grabadas por línea, casi sin proceso (atender Presagio), lo cual, en el manual del estudio de grabación, no-se-hace, pero contribuye a la idea del juego: “Me gusta esa sonoridad de videojuego, tiene esas cosas de sonidos bambas”, cuenta Martín, y Tomás agrega: “De 8 bits”.

Emotivo también el charango como elemento de balance (Hasta cuándo y Llama Ancestral), de colchón que permite que los otros instrumentos salten y se diviertan. Estos instrumentos como el violín, vientos y trompeta (algunos simulados por sintetizadores, otros reales) brillan con arreglos nostálgicos de toques épicos (estilo La leyenda de Zelda) en canciones como Hasta cuándo, Presagio y Procesión. Me gusta en especial la armónica en Acompáñame en mi viaje, gran momento. Por su melodía hipnótica y en especial, la letra, la mejor canción para mí es Querencia.  

Manifiesto contra la mentira
Por momentos no entiendo lo que cantan. Es un combinado de mala vocalización con fallas de producción. Creo que me pierdo el 10% del texto. Sin embargo la letra de Querencia declara que el álbum es un manifiesto contra la mentira: “Hay un muro en la ciudad hecho de falsedad, lo vamos a incinerar con la luz de la verdad”. Lo bueno: la simplicidad y profundidad de la creación y producción musical. Lo malo: la mezcla de las voces. Lo feo: que las fotos de la versión física estén pixeleadas.

Procesión es un mundo alternativo. “Una utopía”, dice Tomás, y agrega que la idea es “proponer ese mundo a este”. A Manuel le gusta la idea y la refuerza: “Queremos poder regar a este mundo con ese”, aludiendo así a la añoranza de la naturaleza en la ciudad. Los Del Prado tienen un jardín en su casa en pleno Lima. En esta casa se respiran cosas buenas y creo que Procesión es el resultado natural de ella.  

Este mundo Del Prado tiene su propio dialecto formado por videojuegos, por Beirut, Mumford and Sons, Dylan, Violeta Parra así como videos de arpas andinas y estudiantinas (que estudiaban por YouTube). Hay que decir que Procesión es el segundo disco de El Cuarto de Juegos. El primero fue Música para la amistad del aire, que compusieron para el libro de su tío, Santiago del Prado.

Este disco ha nutrido de contenido una escena musical que se sigue buscando a sí misma y pocas veces dice algo. Un álbum importante para este 2017, poco conocido y que merece atención. Realmente espero que su música perviva y que encuentre nuevos oídos, más niños y más hermanos que juegan con la música. Disponible en Spotify, Deezer y YouTube.
 

 

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