Alexandra Martens | 24.11.2017
Entrevista realizada por Alexandra Martens
La dramaturga Patricia Romero tardó ocho meses para construir su más reciente obra, pero toda una vida en escribirla. Recuerdos con el señor Cárdenas nació de su relación con su abuelo, de su infancia y adolescencia, de la época del terrorismo y de su memoria. La implacable memoria. Luego de obtener el segundo lugar en el 6º Concurso de Dramaturgia organizado por el Británico, la puesta toma lugar en el Centro Cultural de la Universidad de Lima hasta el 4 de diciembre.
Esta obra se concibe a partir del vínculo que mantuviste con tu abuelo, ¿siempre tuviste en mente escribirla?
En realidad, tenía la idea de hacer un cuento, tenía la idea de hacer algo que plasmara esta historia de varias maneras. Fue un proceso largo: hubo varios momentos en que la he cogido, la he soltado…
Decías que esta es la obra más íntima que has hecho, donde te muestras más. ¿Cómo ha sido explorar tu pasado y exponerlo en una obra, a la vista de todos?
Ha sido raro, porque yo soy reservada en mi vida personal. Ha sido como revelar cosas muy privadas; sin embargo, si se está dando de esa manera en este momento por algo es. A nivel personal y a nivel artístico creo que el resultado es la respuesta del público, tan conmovido, tan involucrado, no solamente con mi historia familiar, sino también con el contexto en el cual se desarrolla esa historia. Para mí esta es una experiencia bonita porque eso es lo que busco al hacer teatro: que la gente se conecte, se vincule, que le pasen cosas.
La relación del señor Cárdenas con su nieta nace a partir de tu propia relación con tu abuelo. ¿Cómo fue explorar en la memoria, en los recuerdos y en la misma nostalgia?
No sé si decirte que es liberador, porque tampoco es que me pase todo estos años diciendo ‘Ay, mi abuelito se fue’, pero sí me da mucha pena cuando me acuerdo, fue bien triste. He tenido que lidiar con todo eso, y creo que una de las cosas más difíciles a la hora de escribir la obra, además de lidiar con estos sentimientos, ha sido escoger qué va. Sacrificar algunas cosas para mí ha sido lo más complicado.
¿Cuál es la mayor diferencia de tu abuelo con el señor Cárdenas?
No he tratado de diferenciarlos. Mi abuelo era gracioso, buena gente, grosero, cochino, de buen diente, no sé si decirte que racista, pero sí clasista. No era un hombre de mundo, le gustaba su casa, su familia, su Risas y salsa, su carro, su mecánico, esa era su vida y él estaba contento con eso. Yo no sé si realmente el terrorismo significó para él salir de su zona de confort, pero, en todo caso, así lo percibí yo: estábamos bien, tranquilos en nuestra casita miraflorina y vino esto a remecernos la vida hasta tal punto que se murió su hermano, y mi abuelo se deprimió espantosamente.
Aparte del informe de la CVR, ¿en qué otro tipo de documentación te basaste para escribir la obra?
Básicamente en la CVR para poder ubicar los acontecimientos en Lima cronológicamente, porque hay cosas de las que sí me acordaba, pero otras no. También usé material de prensa. Fue locazo ver las fotos y acordarme de lo gris que era todo en esa época, acordarme de los bombazos, de las caras… Fue una época bien fea, bien dura y complicada. Para alguien que es sensible -yo me considero sensible- sí me afectó.
Las acciones externas, este mundo gris que mencionas, configuran las acciones y la vida de los personajes…
De hecho, influyen mas no determinan.
¿Qué hay de ti en Laura y de Laura en ti?
Bastante y nada. Finalmente, yo no siento que tenga que reconciliarme, pues me siento reconciliada hace bastante tiempo, pero sí creo que, de repente, en el hecho de sentir que la escritura es para mí un medio de libertad es donde encuentro la identificación.
¿Fue una coincidencia o fue adrede que la obra coincidiera con la excarcelación de terroristas?
Coincidencia total. Cuando tú escribes una obra lo haces porque es algo de lo que tú necesitas hablar, independientemente del impacto que vaya a tener en el otro, si va a ser exitoso o no (creo que eso no existe). Mientras empiezas a generar el proyecto, pasa bastante tiempo; entonces tú no sabes en qué contexto vas a estar cuando la obra salga. Todo ha coincidido mágicamente y para bien, para que el mensaje sea mucho más potente.
¿Cómo ha sido para ti escribir la obra bajo un contexto que todo el mundo conoce -o al menos tiene referencia- y que, dentro de este, la protagonista sea tu familia?
Ha sido un poco complicado, porque soy totalmente consciente que la clase media, si bien nos pateó el terrorismo, no hemos sido los más afectados ni medianamente. Tenía miedo de que se leyera como la visión de una clasemediera que se está haciendo la víctima. Tuve que dejar de lado ese prejuicio personal y hablar desde el ángulo en el que a mí me tocó vivir esta situación y, de cierta manera, ser consciente de que no podía evitar hacer un mea culpa de la responsabilidad que tenemos los de mi clase sobre lo que pasó (indirectamente, pero digamos que el silencio también tiene una responsabilidad); la indiferencia también tiene una responsabilidad, la ignorancia también. Tenía miedo de ofender, y no había intención de ofender, porque no hay ninguna crítica en la obra, sino es exponer… No era gente mala la que vivía en Miraflores -la generación de mi abuelo-, pero era gente que no sabía y no le importaba saber, y recién tomó conciencia cuando reventó ahí.
Puedes afirmar que esta es una obra de reconciliación…
Sí. Todos tenemos que pedir perdón y todos tenemos que perdonar. Siento que la gente sale de la obra conmovida, recordando esa época donde todos estábamos tristes, éramos como grises, todo el tiempo estábamos como deprimidos, asustados.
¿Cuál crees que es el mensaje final de la obra?
Que hay que dejar el pasado atrás y avanzar, que no te puedes quedar con los recuerdos, con el sufrimiento, no tiene ningún sentido.
¿Tienes algún nuevo proyecto en mente?
Estoy tratando, pero el montaje demanda un montón de tiempo. Me han convocado para hacer una adaptación de un cuento a teatro con un grupo de dramaturgos, que es un proyecto para el 2019. Tengo varias ideas, pero hasta que no se acabe El señor Cárdenas no voy a aterrizar nada, porque ya aprendí que es en vano. Que acabe la obra, que, además, es un desgaste emocional todo lo que pasa, es matador. Después, sí me muero de ganas de escribir. El año que viene es de descanso y escritura.
MÁS INFORMACIÓN
Título: Recuerdos con el señor Cárdenas
Dramaturgia: Patricia Romero
Dirección: Patricia Romero
Elenco: Alberto Herrera Jefferson, Víctor Prada, María del Carmen Sirvas, Zoe Arévalo, Luciana Monteverde, Martha Figueroa
Sala: Teatro Central de la Universidad de Lima
Temporada: Del 12 de octubre al 4 de diciembre 2017
Horarios: De jueves a lunes a las 8:30 pm, domingos a las 7 pm.
Precio de entrada: General S/50; Jubilados S/35; Estudiantes S/25
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