Entrelíneas | 20.07.2016
Soy Carlos Arámbulo, nací el 26 de abril (fecha que comparto con Shakespeare) del 65. Soy renacentista; escritor, surfista, karateca, ejecutivo de marketing, esposo y padre. Para algunos soy un fantasma, para otros, Edmundo Dantés, porque desaparecí veinte años del ambiente literario y volví ganando el COPE de plata y siendo finalista del Concurso Hispanoamericano de cuentos Gabriel García Márquez. Durante estos años terminé tres libros e inicié una trilogía de novelas cuya primera entrega será En el viaducto esférico. Estruendomudo acaba de reeditar Un lugar como este, obra finalista del Gabriel García Márquez.
1. ¿De qué trata tu libro?
Trata sobre la voluntad humana intentando imponerse sobre el destino, la naturaleza, la voluntad divina, cómo quiera llamársele. Un grupo de colonos ha fundado un pueblo y en este escenario, parecido a la campiña de la costa peruana, se suceden varias historias de desesperación, violencia, pasión, cuyos personajes aparecen y desaparecen en los 6 relatos que forman el libro, que también puede ser leído como una nouvelle de 6 capitulos. Calderas es una ciudad muy latinoamericana, cercana a otras ciudades míticas de la literatura latino y norteamericana.
2. ¿Por qué este libro ahora?
Porque en el panorama de nuestra literatura actual aparece como un llamado a no olvidar que literatura es arte; no es solo narrar, es narrar persiguiendo el arte. En sintonía con esa preocupación, en Un lugar como este el lenguaje y la estructura son centrales. Eso asegura que, al no limitarse a una anécdota, es decir solo al componente narrativo, provoque leerlo una vez más, sin importar que ya se conozcan los sucesos y sus desenlaces.
3. ¿Cómo es tu proceso creativo?
Suelo escribir mentalmente, ir recogiendo material mientras hago de todo. Así voy capturando ideas, caracterizaciones, sensaciones que son útiles para contar la historia que tengo en la cabeza de la mejor manera posible. Me sirve mucho escuchar música (escribo con música) o ir al cine o al teatro o visitar museos o salir a la calle y mirar. Normalmente escribo de un tirón y, aunque suelo corregir, las correcciones no son muchas. Algunos textos los escribo a mano; otros, directo a la computadora, depende. Mi única receta es que primero escribo mentalmente.
4. ¿Tu libro es pura ficción o está basado en hechos reales?
Es pura ficción aunque suena muy real porque las circunstancias que visten su universo son muy reconocibles en América Latina. Alguien decía que el unicornio, aun siendo irreal, está construido con elementos reales: un caballo, un cuerno. Lo mismo sucede con mi libro, son sucesos ficcionales que tratan de reproducir lo que sucede en la realidad. Ese esfuerzo de imaginación se viene perdiendo quizá por un poco de pereza mental; es más sencillo contar tu vida, se gana mucho contándola bien, se gana más involucrando la fantasía y más aun involucrando un trabajo sobre el lenguaje y relativizando la narración. Las narraciones unívocas suponen que existe una verdad en el texto que el narrador ya construyó por ti, las voces múltiples añaden perspectivas y permiten que el lector discrepe, dialogue, elija su versión a partir del texto.
5. ¿Con qué otros autores te sientes en sintonía?
Si por sintonía entendemos afinidad en el proceso o en el tipo de búsqueda formal, señalaría a Faulkner por el manejo de múltiples voces e instancias narrativas, García Márquez por la persecución del remate perfecto para cada párrafo, Nabokov por el trabajo del ritmo y cierta manía alegórica, Vargas Llosa por el trabajo del diálogo telescópico y Arguedas porque enseña que la intensidad es un requisito del texto; sea en la anécdota o el lenguaje, debe haber intensidad.
6. ¿Te ha resultado fácil publicar este libro?
Sí y no. No, porque la primera edición la pagué personalmente (lo cual, aunque suene simple, retrata una cierta forma de dificultad); y sí, porque luego del reconocimiento en el Concurso Hispanoamericano Gabriel García Márquez y el COPÉ se logra cierto nivel de exposición ante las casas editoras. Lo que más me costó fue hallar la circunstancia precisa para editarlo. Apareció casi sin buscarla, cuando ya estaba resignado a que mis textos vivan en un cajón para que mis nietos los encuentren muchos años después y digan “mira pues… el abuelo escribía”.
7. ¿Se puede vivir de la literatura en el Perú?
No, por eso decidí vivir para ella, esperando que luego me pague el favor, pero para que eso suceda debes dar un salto internacional. No conozco escritores en el Perú que no ejerzan otro oficio: profesores, editores, periodista, correctores de estilo, traductores, empleados en oficinas… Esta condición es terrible; que existan profesiones con las que no puedes mantener un hogar significa que no son reconocidas como valiosas; en nuestro país hay varios ejemplos a la mano. Diría que se puede sobrevivir de la literatura pero eso hace difícil que la literatura sobreviva.
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