Redacción | 16.10.2015
Fernando Iwasaki escribió en un artículo sobre Carlos Germán Belli que su libro de poemas ¡Oh hada cibernética! (1961) forma con Trilce (1922), de César Vallejo, la pareja de títulos más original y memorable de la poesía peruana. Tal vez este elogio del amigo escritor sirva para entender la grandeza de este poeta limeño, nacido en 1927, y considerado uno de los autores más importantes de la Generación del 50. Ahora, las Academias de la Lengua de los países de habla hispana le reconocen el trabajo de toda una vida, y Carlos Germán Belli ha sido nominado al Premio Cervantes 2015, galardón concedida anualmente por el Ministerio de Cultura de España.
No es la primera vez que Carlos Germán Belli recibe el espaldarazo en forma de premio de los circuitos literarios de habla hispana. Su trabajo ya ha sido reconocido con significativos galardones literarios como el Premio Nacional de Poesía 1962 y el Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda 2006. Además, ha sido nominado al premio Nobel de Literatura en 2007 y candidato al Premio Príncipe de Asturias en el mismo año.
La poesía de Carlos Germán Belli ha sido editada en España y particularmente en Sevilla. Ya lo ha manifestado Fernando Iwasaki, que vive en Sevilla y es un apasionado promotor de su poesía: “Si Belli recibe el Premio Cervantes será celebrado en Lima y Sevilla, dos ciudades unidas por la poesía, el puente y la alameda”.
Entre sus principales libros se encuentran, además de ¡Oh hada cibernética!, El pie sobre el cuello (1967), Sextinas y otros poemas (1970), En alabanza al bolo alimenticio (1979) y Los talleres del tiempo (1992). Recientemente se ha publicado una nueva selección de su poemario vital bajo el título: Estos que son aquí. Antología (2015).
Ahora el poeta, que también trabajó como traductor, profesor universitario y periodista, además de amanuense del Senado peruano por veinte años, tendrá que esperar hasta abril del próximo año para conocer el veredicto del Premio Cervantes 2015, máximo reconocimiento de las letras hispanas. Suponemos que Carlos Germán Belli sabrá esperar: la paciencia del poeta no se rompe para escribir, con los huesos de sus manos, lo que él desee.