Hans Alejandro Herrera | 11.06.2018
Entrevista por Hans Alejandro Herrera
Daniela Fernández es una de las pocas mujeres que en el Perú se dedican al periodismo deportivo. En un ambiente tradicionalmente machista, ella se ha abierto camino hasta imponerse como una de las voces sobre fútbol más interesantes en la pantalla.
¿Tuviste problemas al comienzo de tu carrera como periodista deportiva?
Algo que se daba antes era que las mujeres no podían hablar de futbol. Pero yo tenía claro lo que quería. En mi promoción, solo éramos cuatro mujeres, de las cuales dos salimos en televisión. Para mí, ser mujer y trabajar en un mundo de hombres es algo que veo como un beneficio.
¿Qué diferencia encuentras con tus colegas masculinos?
Los hombres se creen dueños de la verdad. Sobre todo, cuando hablan de fútbol. Pero la mujer tiene un punto de vista distinto, nos fijamos mucho en los detalles, algo que de repente el ojo del hombre no suele ver. El hombre quizá es más cuadriculado en analizar. En mi caso, a mí me gusta seguir a un jugador durante los partidos, ver por ejemplo cómo Farfán se posiciona, cómo se mueve sin balón, y de repente esos detalles marcan la diferencia.
En cuanto al aumento de la presencia femenina en el periodismo deportivo en el Perú, ¿cómo dirías que se ha dado este cambio?
Ha sido un cambio radical. Hace algunos años solo había dos periodistas mujeres que sabían de fútbol. Alexandra del Solar, hermana del Chemo, y Romina Antoniazi, que es jefa de prensa de la Federación Peruana. Es a raíz de que el Perú ha tenido chances de llegar al Mundial que se ha producido un cambio radical. Incluso ESPN y FOX están buscando reporteras acá.
¿De dónde viene tu gusto por el periodismo deportivo y por el futbol?
Yo soy médico veterinario y mi segunda carrera es periodismo deportivo. Siempre ha sido parte de mi vida. Mi papá, desde que tengo uso de razón, ve fútbol todos los días. Cuando fui al estadio por primera vez (un partido entre Universitario y Ciclista Lima en el Nacional) el marcador todavía era de madera. Hoy me gusta sentarme con mi papá a hablar de fútbol. Y claro, de niña veía Supercampeones. Mis personajes favoritos eran Oliver y Benji Price. Benji me parecía lo máximo. También he jugado fútbol con mi hermano y con amigos del barrio.
¿Cómo era practicar deporte con los demás chicos?
Yo soy competitiva. A mí no me importaba si había un hombre al frente; yo debía de ganar, meter gol y era de las que no pasan la pelota [risas]. Sea lo que sea que tenga al frente, hombre o mujer, yo juego para ganar.
¿Qué mundial recuerdas con cariño?
El primero que recuerdo es el Mundial de Estados Unidos 94. En aquella final entre Brasil e Italia, Roberto Baggio falla el penal. Tengo la imagen clarita de Roberto después de mandar la pelota fuera con las manos en la cintura y la cabeza mirando al suelo. Los penales siempre tienen una cuota de suerte. Messi ha fallado penales en el Mundial, en Copa América, con el Barcelona. Mira a Roberto Baggio, era el mejor de Italia, el número 10 y tenía en sus pies el título mundial y ya ves. Pero cada Mundial tiene lo suyo… Durante el de Corea-Japón me acuerdo clarito vivir de madrugada los partidos y escuchar al narrador decir “no se me duerma”, mientras veías un Arabia Saudita versus Japón.
¿Has sufrido alguna vez agresión verbal machista?
Te cuento una anécdota. Estaba en Matute cubriendo un partido de Alianza. La sala de prensa está entre sur y occidente, y los periodistas estamos siempre en occidente, tenemos que cruzar toda la cancha para llegar a la de conferencias y obligado tienes que pasar por la parte sur y ya te imaginarás todo lo que gritan, silban. El silbido es lo más suave que puedes escuchar… Creen que voy a voltear, nada. Tienes que seguir adelante. En redes sociales me pasa. Cuelgo una foto y te dicen: “Ay, qué linda”, “Qué bonitos ojos”, pero hay otros comentarios, “Qué linda y qué inteligente”, “Qué buenas tus opiniones, siempre te sigo en el noticiero”. Entonces va más allá de la carita bonita.
¿Cuál fue tu primer trabajo como periodista?
Se van a reír. Yo empecé tomando fotos para ADECORE, que es la Asociación de Colegios Religiosos, y de allí entré a CPN Radio como redactora. En esta emisora me dieron la oportunidad de ser reportera en un programa llamado Prohibido hablar de fútbol conducido por dos mujeres. Luego yo también fui conductora y productora hasta que la radio tuvo que ser vendida. Entonces encontré trabajo en El Bocón. Tú lo oyes y es hombre, qué te ibas a imaginar que hay una redactora mujer detrás, la única, y allí fue la primera vez que sentí entre mis compañeros envidia o los puñales, cómo se dice. “¿Y por qué le mandas a ella a cubrir Alianza? ¿Por qué no la mandas a cubrir vóley?”
Se nota que ha sido un largo camino el tuyo en el periodismo deportivo…
Ha costado. Pero ¿cómo ganas espacio? Con conocimiento. Yo he jugado fútbol, analizo fútbol, veo fútbol. Cuando me dieron la oportunidad les demostré que una mujer sí puede ser periodista deportiva y especializarse en fútbol. Sin embargo, lo más difícil de abrirte campo no es eso, sino mantenerte, porque hay mucha competencia. No solo es comentar y discrepar, es sustentar lo que dices, entonces te empiezan a mirar distinto. Así es cómo se gana la cancha.
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