Luis Agusti: El collage como un nuevo itinerario creativo

'Querido Malevich', collage sobre papel. | © Luis Agusti

Artículo escrito por Javier Gragera

Luis Agusti aún no lo tenía claro. Así nos lo hizo saber con franqueza al poco de iniciar nuestra conversación. Lito, como lo conocen en sus círculos más cercanos, acababa de regresar de un viaje y todavía tenía que elegir qué obras iba a presentar en la muestra De Líneas-Materia-Colores, una colectiva de pintura abstracta peruana en la que iba a participar y que estuvo expuesta recientemente en el Centro Cultural Parra del Riego, en Barranco. “Tal vez me puedan ayudar a tomar una decisión”, nos soltó con una honestidad que a mí particularmente me desarmó. ¿Cómo ponernos a la altura de un curador o de un crítico de arte? ¿De dónde provenía tanta confianza? ¿Agusti creía realmente que nosotros podíamos dar nuestra opinión en algo tan complejo y delicado?

Pues parecía que sí. Como quien no quiere la cosa, Agusti volteó varios cuadros que descansaban apoyados contra la pared y nos mostró tres collages y dos dibujos en carbón y tiza, todos ellos decididamente abstractos.

–¿Qué os parecen?

Ni mi colega Hans ni yo supimos qué responder. Ninguno de los dos estaba a la altura de las circunstancias. Agusti aceptó nuestro silencio con cordialidad, sin darle mayor importancia, y continuamos conversando.

Nos habían llamado la atención los collages, y así se lo hicimos saber. Agusti nos contó que era una técnica que había empezado a desarrollar hace un par de años porque le interesaba introducir algún elemento lúdico en su pintura. “Es como un juego de niños, armar un rompecabezas”. Del collage le empezó a atraer lo aleatorio de un proceso en el que no es necesario usar bocetos preparatorios. O lo que es lo mismo: “Armar el lego, pero sin leer el manual”.

Para Agusti, lo fortuito y lo espontáneo son elementos claves en su estilo personal. “La obra misma se resuelve en el mismo proceso de crear, y por eso es tan importante tener abiertos los canales de contenidos inconscientes, que son los que pueden darle honestidad y frescura”. Lo planificado, según Agusti, corre el riesgo de parecer forzado y predecible, mientras que lo mejor que le puede pasar a un cuadro abstracto es que en él sucedan cosas inesperadas.

“A mí no me preocupa que mi trabajo tenga una coherencia interna, alguna secuencia, algún orden. A mí me importan los resultados plásticos de cada obra individual. No pienso en una manera programada para lograr objetivos concretos. Lo que pasa, pasa, y lo que no pasa, no pasa”.

Ahora, si la creación es azarosa y no sabemos a dónde estamos yendo porque no hay boceto, ¿cuándo un autor sabe que su obra está terminada? Para darnos una respuesta, Agusti tomó prestada una frase de su admirado Szyszlo: “Los cuadros no se acaban nunca, se abandonan”.

Empeño disciplinado
Una de las primeras cosas que hizo Agusti durante nuestra entrevista fue desmontar un mito: el abstraccionismo figurativo no siempre depende de la emoción, del estado anímico del creador. Al menos, no funciona así para él. Agusti le resta importancia a la idea de las musas o del irracional funcionamiento interno de las entrañas del artista, y defiende la creación como el premio a la constancia, a la perseverancia, al empeño disciplinado. Eso es algo que él ha aprendido a lo largo de los años. “No creo en la inspiración, creo en el trabajo”, sentenció.

Según Agusti, el artista está inevitablemente chambeando todo el día, sin descanso, aunque muchas veces ni siquiera se dé cuenta de ello. “Uno pinta todo el tiempo, incluso cuando no está tocando un lienzo. Todas las actividades cotidianas, de alguna manera, alimentan tu arte. Todo puede volcarse en un lienzo. Las imágenes y las sensaciones están ahí esperando el momento en que nuestra sensibilidad esté lo suficientemente atenta y podamos capturar algo. Muchas veces, estos son procesos que uno no controla, que nos afectan de manera inconsciente. De todo esto se nutre el artista, que luego podrá convertirlo en una obra en la medida en que le dedique horas a trabajar en su taller”.

Egresado en Corriente Alterna en el año 2000, Agusti tiene que compaginar su carrera de artista plástico con sus otros dos empleos actuales: docente universitario de arte peruano contemporáneo y secretario general de la Universidad del Pacífico. De hecho, para esta entrevista Agusti nos recibió en su despacho dentro de la sede central de la universidad. A primer golpe de vista resultaba difícil identificar al artista en ese entorno gris y funcional, con suelo enmoquetado y luz incandescente cayendo a plomo desde el techo.

Pero no hacía falta ser muy observador para detectar que en ese despacho el arte y la creación se atrincheraban en cada rincón disponible: no solo por las obras enmarcadas del artista apoyadas contra la pared, sino también por una extensa bibliografía que ocupaba las baldas de un mueble de madera (libros de arte en gran formato, textos académicos, biografías, retrospectivas, ensayos…), además de por la música en formato analógico: cedes, recopilatorios de grandes maestros de la música clásica y hasta un puñado de viejos casetes. En los lomos de los libros resaltaban nombres como Sean Scully, Sabogal, Duchamp, Jasper Johns, Jackson Pollock… Resultaba paradójica la atmósfera del lugar: por un lado, lo frío del despacho, y por otro, lo intenso del arte, como una emoción contenida.

“Yo pinto todo lo que puedo”, nos confesó Agusti. “Trato de trabajar en el taller al menos una hora o dos horas todos los días”. No resulta difícil imaginarse a Lito haciendo malabarismos con su tiempo para estar a la altura de todas sus responsabilidades profesionales, y además cumplir con una familia que le espera en casa. Pero él se siente satisfecho con lo que hace: “Me gusta el trabajo de gobernanza que tengo en la universidad y también soy profesor a tiempo parcial porque me apasiona enseñar”. Como docente, la posición de Agusti es privilegiada: él enseña algo que ha indagado en profundidad no solo como académico, sino también como creador. Él sabe perfectamente de lo que habla en sus lecciones. Teoría y práctica. Un lujo para sus alumnos.

Ciudadano Szyszlo
Inevitable preguntarle a Agusti sobre Szyszlo. Nuestra entrevista se produjo pocos días después de la triste noticia de su partida, tras fallecer en casa junto a su esposa. El inmortal Szyszlo, figura clave de la instauración de la pintura abstracta en las artes plásticas peruanas, siempre fue un referente y una inspiración para Agusti, un ejemplo a seguir. Una admiración incondicional que lo ha llevado a realizar importantes trabajos académicos sobre su obra, publicados tanto en el Perú como en el extranjero. Él lo tiene claro: junto a Tilsa Tsuchiya, Szyszlo es uno de los baluartes de la pintura peruana del siglo XX.

“Szyszlo fue capaz de hurgar en las culturas prehispánicas del Perú, en concreto en la cultura Chancay, y logró articular un discurso sobre la peruanidad en el lenguaje universal de la abstracción. Por eso Szyszlo trascendió y resolvió la ecuación sin caer en el pintoresquismo o la pintura naif”, afirmó Lito, quien sostiene que la proyección internacional de Szyszlo nos visibilizó como país dentro del concierto de la pintura latinoamericana.

Pero la importancia de Szyszlo no se reduce a su rol como artista, sino también como intelectual y personaje público. “Szyszlo fue un ciudadano ejemplar, una voz preocupada por la formación de ciudadanía, por la consolidación de los valores democráticos en nuestro país. Era una de esas mentes lúcidas a las que uno debía acudir cuando quería que la nación pensara”.

El legado que Szyszlo ha dejado a la pintura peruana es enorme, pero ¿los que vinieron después han sabido coger su testigo? ¿Cómo ven al artista peruano contemporáneo ahora fuera de nuestras fronteras? Agusti considera que el Perú todavía es un país marginal y periférico. “Esto no se debe a la falta de calidad de los artistas, sino a otros factores estructurales como la falta de penetración en los mercados, la escasa visibilidad del arte latinoamericano o la necesidad de construir de una masa crítica”. Además, Agusti también se lamenta de que falta investigación académica, aunque algunas instituciones universitarias ya están trabajando para subsanar esta carencia. “En un país con nuestra densidad cultural y la profundidad de sus raíces es compresible que muchos de nuestros investigadores opten por lo prehispánico, lo virreinal, lo decimonónico. Lo moderno y lo contemporáneo son opciones que existen, pero en realidad todavía todo está por escribir”.

Nuevo itinerario creativo
Pocos días después de nuestro encuentro, Agusti nos envió un mail en el que compartía con nosotros las obras que finalmente había elegido para participar en la muestra colectiva en Parra del Riego. Fueron 3 cuadros: 2 collages ensamblados en papel sobre fondo amarillo y un dibujo monocromático hecho con carbón y tiza pastel. Es evidente que Luis Agusti está apostando por hacer pública la presentación de este nuevo itinerario creativo que es el collage, que no deja de ser para él un fascinante terreno ignoto por el que moverse a tientas y así ponerse a prueba como autor. La obra de Agusti ahora sonríe con despreocupada alegría. 

+ info: www.luisagusti.com

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