Diego Arévalo | 19.09.2018
Entrevista realizada por Diego Arévalo
Los vemos por todas partes. Están en nuestro ADN cultural. En los micros, en las paredes de los puentes, mototaxis, camiones de carga, foodtracks y hasta en restaurantes de lujo. Lo “chicha” sigue de moda. Pero no nos confundamos. Si bien absorben de la gráfica popular peruana, ellos pintan, trazo por trazo, y con un estilo que les ha costado mucho trabajo pulir, los carteles de Carga Máxima. Con ustedes, sus fundadores, Azucena del Carmen y Alinder Espada, que ahora presentan la muestra Carga Máxima y su estilo chillante en la Galería del ICPNA de San Miguel.
Azucena Del Carmen
Mi abuelo es diseñador de herramientas. Trabajó en una mina como dibujante en Cerro de Pasco. En el pasado, había que dibujar y medir las máquinas para ver si entraban a la mina o no. Cuando vino a Lima, trajo su pequeño estudio a San Juan de Miraflores. Tenía un montón de libros y me contaba muchas historias. Me gustaba las herramientas de diseño con las que trabajaba. Ni siquiera lo dudé, así que un día le dije a mi madre que también quería estudiar diseño. Sabía que lo mío era el diseño o el arte. Pero también sabía que me iba a tomar mucho más tiempo en arte porque cuando revisaba el periódico, no había trabajo para artistas. Y yo quería trabajar. Como todos. Entonces, veía que había más trabajo para diseñador y me pareció un camino interesante. Nosotros no hemos tenido apoyo económico de nuestros papás como de repente tienen otros artistas. Los dos hemos empezado ganando 50 soles al mes. No había tiempo para tontear sino para trabajar. Entonces yo le dije: Alinder, yo quiero tener un estudio de gráfica popular donde todos los clientes quieran solamente eso. Yo del lado digital y tú pintando, y así comenzamos.
Alinder Espada
En Barranca, cuando cursaba el sexto de primera gané un concurso de dibujo. Entonces, todo mi colegio y mis papás se enteraron de que era bueno para algo. Durante toda mi secundaria me preocupé por mi aprendizaje en el dibujo y la pintura. Cuando me vine a estudiar para acá, nadie sabía que estaba postulando para Bellas Artes, todo el mundo creía que iba a ser arquitecto o ingeniero. Cuando trabajábamos vendiendo en la feria de Barranco, nos dimos cuenta que cuando la gente nos veía pintando los letreros en vivo, el interés era mayor por aprender la técnica. Para entonces ya estába- mos viendo la posibilidad de alquilar nuestro propio taller. Esto siempre fue un sueño. Ya llevábamos como dos años de feria en feria y la competencia también estaba creciendo. Y así es como nos decidimos por este local en Chorrillos. Empezamos a dictar clases aquí desde el 2014 y gracias a los talleres nos fue mucho mejor económicamente. Más que por las exposiciones, nos hemos hecho conocidos gracias a los talleres que dictamos y gracias a los cuales hemos tenido la oportunidad de viajar a diferentes partes del mundo.
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