Josué Méndez: “La gente del teatro me sedujo, esa es la palabra”

Josué Méndez ha dirigido la comedia Reglas para Vivir. / Foto: Javier Gragera

Hace algunos años era difícil relacionar el nombre Josué Méndez con el teatro. El que fuese realizador de películas como Días de Santiago y Dioses, títulos imprescindibles de la filmografía peruana contemporánea, se aleja ahora de etiquetas y se va acercando a experiencias y campos en los que nunca pensó incursionar. Su último reto ha sido dirigir su primera puesta en escena en el Teatro La Plaza, Reglas para Vivir, una comedia que bordea el drama. Conversamos con el conocido director para saber, entre otras cosas, qué significa reinventarse a sí mismo.

P. ¿Cómo llega Reglas para Vivir a ti?
R. Esto fue un encargo de Chela De Ferrari. Ella había visto esta obra en Londres, el año pasado, y le había gustado mucho. Reglas para Vivir está basada en la terapia cognitiva conductual, y los psicólogos de esta rama piensan que solo convivimos mediante estrategias, que es nuestra única manera para poder entender la vida.
Me fascinaba la idea de que se pueda explicar la conducta humana y de cómo nos vemos envueltos en un juego de estrategias, sobre todo en la familia, donde el hecho de que estas personas estén juntas es porque ‘quieren’ estar juntas. Entonces empiezas a cumplir roles impuestos o a veces auto-impuestos para lograr una buena convivencia. El comportamiento humano se moldea para conseguir objetivos concretos. 
No hay ninguna conducta fuera de estrategias, manipulamos desde el vientre de la madre, y conforme vamos creciendo nuestros objetivos van cambiando, desde el añorado aplauso de los padres cuando eres niño hasta, como es el caso de la obra, la convivencia llevadera en el almuerzo de Navidad.

P. ¿Qué diferencia hay entre la obra original y tu propuesta?
R. No tuve la oportunidad de ver la obra original, pero pude conversar con Sam [Holcroft], la autora, quien me compartió su último texto editado. Ella me dijo que, a diferencia de mi propuesta, el personaje de Leonardo era interpretado en su obra por un cómico. Yo quería todo lo contrario y busqué ser más serio. Si los espectadores se ríen, no era mi intención, esto es una tragedia [risas].

P. ¿Qué tal fue dirigir tu primera comedia?
R. Siempre impresiona como las cosas que pensaste graciosas, no lo son, y al revés: las cosas que no pensaste graciosas, sí lo son. En una comedia, el público se vuelve parte integral del ritmo en escena. Aquí el espectador es partícipe de la obra, y me di cuenta que necesitas darle un espacio para desarrollarse en la risa, para que disfrute de verdad. Luego el actor puede retomar la acción y continuar. Es un trabajo conjunto entre el actor y el espectador.

 


Josué Méndez conversa con Débora Arrieta-Silva. / Foto: Javier Gragera

P. ¿Cómo elegiste tu elenco?
R. Me interesaba mostrar contrastes, Katherina, Vanessa, César y Leonardo son tan distintos, tienen personalidades fuertes y tan definida, que me parecía interesante jugar con ellos. Esto significó un gran reto, nunca me había tocado dirigir un casting tan fuerte y con tantas diferencias. Mi tarea aquí fue saber llevar las emociones y las personalidades de los actores para lograr un objetivo común.

P. ¿Por qué empezaste a hacer teatro?
R. Nunca me imaginé hacer teatro, ni mucho menos dirigirlo. Después de la universidad [Yale], regreso a Perú y mi primer trabajo fue asistir a Mario Delgado en Cuatro Tablas. Esta experiencia me influyó mucho y me abrió puertas. Luego vino el cine, hice Días de Santiago, tuvo éxito y a partir de ahí me dediqué a dirigir otra película, a producir otras, luego me llaman para dirigir publicidad, luego la televisión…
Y en este camino es que conozco a gente del teatro. Me sedujeron, esa es la palabra. En ellos encontré mucha sabiduría. Conocí personas que habían dirigido más de 6 obras; en cambio, en cine diriges 2 o 3 películas como mucho. Entonces Edgar Saba me llama para que lo ayude con La ciudad y los perros, y el mismo año Alberto Ísola para Falsa Criada. Esta increíble coincidencia me hizo ver que esto era algo que podía hacer, pero me moría de miedo. Y es así que me meto a Aranwa, donde estudié el primer programa de Dirección que se dictó ahí. Luego asistí a Chela de Ferrari en Ricardo Tercero, antes de dirigir mi primera obra: El Hombre del subsuelo. Ahora, por último, llega Reglas para vivir. A mi lo que me gusta es contar historias y me parece un privilegio poder hacerlo también en el teatro.

P. Define en 3 palabras qué fue para ti el proceso creativo de Reglas para vivir.
R. Aquí voy a juntar dos palabras: administrar emociones, paciencia y juego.

Añadir nuevo comentario