Un idioma sobre el idioma: Lenguas que resisten desde el margen del discurso y del encuadre

Kneecap

Escrito por Ana Lucía Alva

“Cada 40 días una lengua desaparece del planeta tierra”. Rara vez nos detenemos a pensar en la importancia del idioma, o pocas personas lo hacen en su cotidianidad. Es algo que solemos dar por sentado: nuestro lenguaje, el simbolismo con el que nos comunicamos y hacemos el ochenta por ciento de las cosas, suele asumirse como algo eterno. La lucha por la supervivencia de las lenguas es un hecho al cual el mundo de hoy se enfrenta cada segundo.

Asimismo, está fuera del cotidiano pensar que una banda que tiene un solo álbum, pueda contar con una película biográfica de alto impacto. Kneecap (2024) es un largometraje sobre la banda homónima irlandesa. Mezclar la realidad con la ficción y realizar una pieza audiovisual que contenga no solo música, imágenes e historia, sino también un mensaje importante para la sociedad, ya podría considerarse un logro.

Pensar en la lengua es contemplar la forma, el código, anhelar un intercambio y una transmisión. Es ese diálogo que se comparte, que transmuta al ir de un ser al otro.

El film sigue a tres hombres que deciden formar un grupo de hip hop y rapear en su lengua materna, el gaélico irlandés, una lengua reprimida por siglos de colonización británica y aún hoy marginada por políticas que buscan neutralizar su potencia identitaria. Recuperarla no es solo un gesto cultural, sino una forma de confrontación.

Es increíble pensar en cómo el arte, mediante sus diversas expresiones, puede ser una vía para visibilizar problemáticas diversas y generar conmoción.

Darnos cuenta, además, de que el arte en sí mismo es un lenguaje, y que, al igual que el idioma y sus palabras, cada recurso utilizado puede conectar con mayor profundidad con el espectador. Comprender el poder de crear es también reconocer nuestra capacidad de moldear una obra según el rumbo que deseemos.

Dentro de este psicodélico viaje de 105 minutos, la película nos guía a través de la vida de Mo Chara, Móglaí Bap y DJ Próvaí. Integrantes de la banda y actores reales del largo. El impacto personal del idioma es una frase que el largo evoca en su totalidad. La forma de Kneecap es radical, hipercinética y necesariamente moderna.

Ella se permite romper con las estructuras narrativas del cine convencional y, sin pedir permiso, juega con las formas hasta crear una especie de collage vibrante. Montaje abrupto, intertítulos, ralentis, miradas a cámara, narración en off, imágenes deformes y debut actoral de los integrantes de la banda, todo convive en una suerte de caos coreografiado que refleja con precisión el espíritu de la banda y el contexto que la rodea. Peppiatt, director del film, elige una forma audiovisual tan cruda y fragmentada como el sistema que denuncia. Hablar de la extinción de lenguas y de la identidad en clave punk, con rabia, humor y ritmo, es una decisión radical: es hablar desde un lugar que el cine solemne muchas veces excluye.

A veces, la “irracionalidad” de seguir utilizando cierto lenguaje y darle vida a lo que se cree disruptivo, olvidado y falsamente erróneo, crea por sobre todas las cosas una forma única de comunicar. En Kneecap, esa irracionalidad no solo habita en la elección de una lengua minoritaria, sino también en la estructura misma del film, donde, al observar el código total de la película, comprendemos la importancia de los distintos símbolos (el lenguaje propio del cine) dentro de la obra, que elige desviarse de la lógica tradicional para hablar desde los márgenes, con furia y desparpajo. Una perfecta analogía para repensar el valor de las lenguas dentro de nuestra sociedad.

La película toma un tema históricamente tratado desde el documental o desde el lenguaje académico–social y lo lanza en una forma que desafía las estructuras narrativas hegemónicas desde un gesto contracultural, estético y político a la vez.

Una maestría que invita a pensar en el idioma sobre el idioma, en la utilización de ciertas palabras, códigos o claves, y cómo, cuando el mundo entero los olvida, decaen. En esta oportunidad, Kneecap resitúa con firmeza y respeto una emoción colectiva que fue, y es, sistemáticamente anulada. Una vez más, en tiempos donde los medios ignoran las batallas sociales, el cine es una invitación a incomodarnos sin poder cambiar de silla.

El largometraje formó parte de la decimosexta edición del Festival de Cine Al Este Lima en la sección Estenights: una vitrina para las películas que vibran entre el lenguaje del sonido y la desobediencia formal.

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