Manuel María Orbegozo | 04.05.2017
Artículo escrito por Manuel María
Minimalista como un lienzo en blanco, El Paradero pretende ser el baluarte para artistas independientes que buscan un espacio donde experimentar en equipo. Ubicado en el distrito de Lince, El Paradero es una metáfora de la creación artística, un laboratorio y también un punto de partida. “Aquí los artistas pueden reunirse, conocerse y conectar”, señala Henri Quispe, fundador y gestor del proyecto.
La visión de Quispe, diseñador gráfico autodidacta, fue utilizar cada uno de los cinco espacios de la primera planta para distintas actividades. El Paradero cuenta con una sala de proyección —Quispe sueña con la idea de un cineclub—, un escenario equipado para conciertos, teatro y micro-libre, un bar y dos salas estilo lounge para muestras.
En 2012, Quispe y Miriam Alvarado, su novia y socia, compraron la casa como residencia. A comienzos de 2016, Quispe ya germinaba la idea de utilizarla como un espacio cultural. Durante 10 meses remodeló la casa y en noviembre inauguró El Paradero como un proyecto autofinanciado. Desde entonces, El Paradero se ha llenado de sikuris, de proyecciones de Transcinema, talleres de verano para niños y adultos, muestras de fotógrafos independientes y conciertos de músicos como Rafo Ráez y Riber Oré, este último recientemente condecorado por la UNESCO.
“Las últimas veces que hemos tenido eventos, mucha gente se ha sentido identificada porque no muchos espacios te ofrecen ese sentido de comunidad”, afirma Quispe. “Es un lugar no institucionalizado”.
Creación colectiva
Uno de los eventos más memorables fue la actividad pro-fondos para cubrir los gastos de la cirugía ocular del fotoperiodista Marco ‘Atoq’ Ramón, quien a mediados de enero sufrió el disparo de un perdigón en el ojo izquierdo mientras cubría una manifestación. Al evento asistieron amigos, colegas y demás colectivos de artistas que pusieron a la venta sus obras para salvarle la vista al “zorro ladrón de gallinas”. Actualmente, la gigantografía de una de las fotos tomadas por Ramón decora la fachada del local.
Quispe busca que El Paradero sea una opción alternativa a los puntos artísticos convencionales como Barranco y a la vez un espacio donde artistas conocidos y emergentes se apoyen mutuamente, en sinergia.
Crear, promover e impulsar. Bajo estos principios, El Paradero seguirá consolidándose como un centro comunitario y multidisciplinario indispensable para el arte colectivo e independiente en Lince.
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