
Todos los domingos se mantiene vivo el criollismo en este emblemática peña de nuestra ciudad. Aquí, las voces de los feligreses van desfilando frente al micrófono para cantarle al amor y desamor que todos entonan, ¡y bailan!. A golpe de cajón y guitarra dan el paso a las parejas en la pista de baile que se ensancha con el bamboleo de hombros y caderas. Bendecidos están por Óscar Avilés, cuya imagen se impone en la pared del fondo. A los lados cuelgan santos así como los cuadros de anteriores directivos del local, herederos de Domingo Giuffra, el italiano que iniciando el siglo XX abrió las puertas de su panadería para este compartir divino en el distrito de La Victoria.